¿Te apetecen unas berenjenas rellenas? La berenjena es una hortaliza muy versátil y combina bien con numerosos alimentos. En los libros de cocina esta hortaliza aparece en incontables recetas de manera bien distinta: guisada, rellena (de carne, pescado, verduras…), al horno, rebozada, frita, etc. Eso sí, siempre cocinada ya que el calor del cocinado elimina los alcaloides tóxicos que contiene la berenjena de forma natural.
Esta hortaliza es un ingrediente imprescindible en las recetas de los países donde más se consume. En Oriente es común encontrarla cocinada con otras verduras en los estofados de carne o arroz. En Grecia está presente en la musaka, un plato típico. En Francia se incluye en la ratatouille (estofado de verduras), en Cataluña la berenjena se asa junto con pimientos rojos y cebolla para formar un plato conocido como escalivada (visita la receta de este blog) y en esta página os enseño a prepararla como más nos gusta en casa; rellena de carne y verdura.
Antes de proceder con la receta, en los próximos párrafos podréis adquirir más y nuevos conocimientos sobre el alimento en cuestión, ya que en el siguiente artículo se publica información recopilada acerca de este comestible tan peculiar.
La berenjena se considera nativa de la India por los innumerables documentos escritos que la ubican en este país y otros limítrofes. De hecho, el cultivo de esta hortaliza es antiquísimo en regiones de Oriente.
Su introducción en Europa data de la Edad Media y, al parecer, se produjo desde España a través de los comerciantes árabes. Desde entonces, se extendió el cultivo de la berenjena con gran éxito en los países templados bañados por el Mediterráneo. Pese a ello, durante siglos, la berenjena fue estimada de forma exclusiva como adorno exótico porque existía la creencia de que su consumo provocaba enfermedades.
En la actualidad, la berenjena se considera en muchas partes del mundo un alimento de pobres, lo que explica su baja popularidad en algunos países. Sin embargo, en regiones como China, India (los mayores países productores de berenjena del mundo), Japón y diversos países mediterráneos, la berenjena es muy popular y su cultivo y consumo están muy extendidos.
Las berenjenas soportan mejor el calor y son sensibles al frío, por lo que su cultivo abunda en verano. No obstante, gracias a la producción en invernadero, está disponible en el mercado en cualquier época del año.
La berenjena es un fruto de forma variable (esférica, oblonga o alargada en la mayoría de los casos) según el tipo. Tiene un tamaño medio entre 5 y 8 centímetros de diámetro y de 10 a 30 centímetros de longitud. El peso de la hortaliza depende de la variedad y oscila entre los 200 gramos de los ejemplares más pequeños a los 300 gramos o más. La piel de la berenjena es lisa, consistente, brillante y de colores diversos: blanca, púrpura, negra, amarilla o roja. También hay variedades de piel jaspeada, es decir, con mezcla de varios colores, sobre todo blanca y morada o verde. En su interior contiene una suculenta pulpa de color blanco o verde, según la variedad, y presenta semillas blandas dispersas por la carne. Su sabor es suave, muy vegetal y con un ligero toque amargo.
La calidad de la berenjena se basa en su uniformidad, firmeza, color de la piel y tamaño. Por lo general, las berenjenas más sabrosas son las más tiernas y firmes, con la cáscara lisa y brillante, de color morado oscuro y de mayor peso en proporción a su tamaño. La piel no debe presentar manchas, arrugas ni zonas blandas.
Un truco para saber si la berenjena está bien madura consiste en hacer una ligera presión con los dedos sobre la piel. Si los dedos dejan huella, la berenjena está madura.
Por ser un alimento perecedero (aguanta poco más de diez días), conviene manipularla con cuidado y refrigerarla hasta su consumo. Es aconsejable mantenerla aislada del resto de verduras y frutas, ya que reacciona con el etileno producido por la respiración de otros vegetales y se estropea antes.
Una curiosidad a tener en cuenta es que la pulpa de las berenjenas contienen niveles elevados de compuestos fenólicos responsables de su coloración marrón oscura cuando ésta se corta o se daña. Una enzima (polifenoloxidasa) presente de forma natural en la pulpa oxida con rapidez los compuestos fenólicos y la pulpa de color blanco o verde pálido se oscurece casi de inmediato.
La berenjena no destaca por su valor energético ni nutritivo, puesto que ofrece un residuo seco inferior al 8% a causa de su escaso contenido proteico, hidrocarbonado y mineral. El agua es el elemento mayoritario de su peso.
Comparada con otras verduras y hortalizas, contiene una cantidad intermedia de fibra, más abundante en la piel y en las semillas. El aporte de sales se lo debe al potasio, el mineral más abundante, y en su composición se contabilizan cantidades discretas de fósforo. En cuanto a su carga vitamínica, sobre todo folatos y vitamina C, no resulta significativa en comparación con el resto de hortalizas.
Sin embargo, esta verdura destaca respecto al resto por su mayor contenido en magnesio, sodio (responsable en parte de su marcado sabor), yodo, hierro y calcio, estos dos últimos de peor aprovechamiento que los que proceden de los alimentos de origen animal (lácteos, carnes y pescados).
Las propiedades dietéticas saludables atribuidas a la berenjena se deben a sus componentes antioxidantes, responsables en parte de su ligero sabor amargo.
Si la berenjena se va a preparar al vapor es recomendable cortarla de la forma deseada y provocar un fenómeno de ósmosis añadiendo sal. Así se intercambian líquidos de manera que los compuestos que le dan sabor amargo salen al exterior, pues el líquido huye de donde hay menos densidad hacia donde hay más, potenciando además su sabor agradable que está determinado por sustancias no solubles.
Si se desea freirla, se recomienda sumergir los trozos de berenjena en agua con sal durante 24 horas. Dado que la textura de la pulpa es muy cavernosa (llena de aire y agua) si se fríe directamente actúa como una esponja absorbiendo gran cantidad de aceite, y con ello excesivas calorías. Pero después de introducirla en esta solución salina, este efecto desaparece y la berenjena, saturada de agua, apenas absorbe aceite.
Tras esta enriquecedora información ya podéis colocaros el delantal, porque ahora sí vais a preparar esta singular hortaliza de una forma deliciosa y muy nutritiva.
Ingredientes (4 personas)
- 2 Berenjenas (600 gr aproximadamente)
- 150 G Carne picada de ternera
- 250 G Tomate natural triturado
- 50 G Cebolla
- 40 G Pimiento verde
- 1 Diente de ajo
- 10 Ml de aceite de oliva
- Una pizca de sal
- 4 G Azúcar o edulcorante al gusto
- Orégano o albahaca
- Queso rallado (gratinar)
- Bechamel;
- 1/2 L Leche
- 30 G Harina
- 30 G Mantequilla
- Nuez moscada
- Pimienta
- Sal
Elaboración:
Cortar las berenjenas por la mitad a lo largo, retirar parte de la pulpa con cuidado de no dañar la piel exterior y ponerlas a remojo con agua y sal durante 20 minutos.
Cortar la cebolla, el pimiento verde, la pulpa de las berenjenas y el ajo en brunoise (cuadradito pequeño) y sofreír el conjunto con unas gotas de aceite de oliva en una sartén.
Cuando la cebolla tome color, añadir la carne de ternera, rehogar el compuesto hasta que la carne pierda su tono rosado y agregar el tomate natural triturado. Cocinar la preparación durante 20 minutos con un suave hervor y casi al final de la cocción sazonar con la sal e incorporar el edulcorante, para eliminar así el punto de acidez que proporciona el tomate. Después condimentar con el orégano, retirar la sartén del fuego y reservar.
Pasados los veinte minutos, escurrir las mitades de berenjenas del agua de remojo y cocerlas en una cazuela con agua entre 15 y 30 minutos (el tiempo dependerá del tamaño de la berenjena y el grosor que se le haya dado a las piezas) en un hervor suave y continuo.
Transcurrido el tiempo, sacar las berenjenas del agua de cocción y, una vez escurridas, disponerlas sobre una fuente o recipiente que soporte las altas temperaturas (apta para horno) y repartir el relleno de carne y verdura dentro de las cavidades.
Por otro lado, preparar la bechamel; Fundir la mantequilla en un cazo, añadir la harina y tostarla 2 minutos. Verter la leche, poco a poco y sin dejar de mezclar con unas varillas. Condimentar con una pizca de nuez moscada, sal y pimienta y cocer, removiendo, hasta obtener una bechamel no muy espesa.
Cubrir las berenjenas rellenas con la bechamel, espolvorear al gusto con queso rallado e introducirlas en el horno a 250C activando la función de gratinado. Cuando el queso esté dorado apagar el horno y sacar las berenjenas.
Servir las berenjenas calientes y opcionalmente espolvorear su superficie con orégano o albahaca.