¿Estaís buscando una fantástica y deliciosa idea para la hora de la merienda? Aquí, en esta entrada y de la mano de cosmopolitan cuisine, publicamos la mejor receta de pastas rizadas para preparar de forma artesanal en la cocina de casa. Se trata de una masa dulce elaborada con ingredientes básicos; harina, mantequilla, azúcar, huevo y una pizca de sal. A ésta masa se le proporciona la clásica forma de pastas de té con una manga de pastelería provista de una boquilla rizada, creando con ella diferentes formas y un amplio surtido de las mejores pastas, con las que se podrá disfrutar del sabor más tradicional y exquisito.
Su delicado sabor y su forma impecable hacen que sean también un regalo muy acertado para ofrecer en ocasiones especiales. En definitiva, se trata de un pequeño capricho de lujo que disfrutarán toda la familia y seres queridos.
Para conseguir unos pequeños bocados gourmet que deleitarán tanto a grandes como a pequeños, hay que emplear los ingredientes más selectos y de la mejor calidad posible.
¿Sabías que…
El secreto de su sabor reside en la mantequilla? Una buena mantequilla de excelente calidad es imprescindible para obtener las mejores pastas de té.
En nuestro país no existe la tradición de la hora del té servido con pastas como tal, sin embargo, las pastas de té son un dulce típico que no falta en la mayor parte de los hogares y que todos recordaremos especialmente en casa de nuestros abuelos y abuelas; para invitar a merendar a las visitas o simplemente para darse un gusto a media tarde o en la sobremesa, acompañadas de un café. Las pastas de té son un dulce que muy pocos rechazan y en nuestro país cada vez están más reconocidas, sobre todo si son realizadas de forma tradicional, artesana y con ingredientes naturales.Aunque las pastas de té hace muchos años que están entre nosotros, no sabemos muy bien en qué momento se instalaron como algo típico en nuestro país, lo que sí queda constatado es que son originarias de Inglaterra. Es en la Inglaterra del siglo XVII, en sus lujosos salones y amplios palacios, donde los estratos más ricos y distinguidos de la nobleza y realeza se juntaban para llevar a cabo sus actividades. Todo ello, en torno a un elemento principal, el protagonista de la tarde: el té. Esta bebida tan sofisticada, se convirtió a su vez en la parte fundamental de la cultura anglosajona. Así, algunos elementos de su gastronomía, como la repostería, se desarrollarían para acompañar a su tan querido té. Los bizcochos, las tartas y, sobre todo las pastas, eran las mejores elecciones. De esta forma se empezaron a popularizar las famosas pastas de té.
La hora del té o tea time es toda una tradición en Inglaterra. A principios del siglo XIX la Duquesa de Bedford pidió que le trajeran una taza de té y algo ligero para acompañarlo. Por aquel entonces, la comida solía servirse muy pronto y no se volvía a ingerir nada hasta la hora de la cena, que se ofrecía aproximadamente sobre las ocho de la noche. La duquesa quedó encantada con su pequeña merienda, por lo que siguió repitiéndola cada día, invitando a sus amistades para que disfrutaran de la hora del té junto a ella. Con los años, esta merienda se convirtió en una tradición entre las clases más altas de la sociedad inglesa, que entre las tres y las cinco de la tarde disfrutaban del té acompañado de unos sándwiches o unas pastas. En estas fiestas del té, se empleaban preciosos juegos de porcelana, que hacían de la ocasión todo un ritual de buen gusto y elegancia.
¿Sabías que…
Para evitar que las tazas de porcelana se agrietasen al servir el té caliente, debía de añadirse antes un chorrito de leche templada con la taza vacía?
Hoy en día, tomar té con leche acompañado de pastas, sigue siendo una costumbre. Y no sólo en Inglaterra, sino que la tradición se ha ido exportando a otros países con el paso de los años, existiendo en la actualidad una gran variedad de pastas dulces y saladas con las que acompañar el té.
La base de estas pastas ha continuado hasta nuestros días, pero se han ido añadiendo variedad de sabores y distintas formas con las que se ha conseguido que las pastas de té cada vez sean más sofisticadas e irresistibles. La combinación con chocolate, mermelada o frutos secos ha sido un gran acierto que los pasteleros artesanos han sabido desarrollar.
Como se ha mencionado al inicio de la página, la mantequilla es un ingrediente imprescindible a la hora de preparar la masa de las pastas de té, ésta ha de estar en punto de pomada, es decir, a temperatura ambiente (blanda, pero no derretida); a su vez es muy importante que los huevos también se encuentren a la misma temperatura. Por otro lado, siempre se utilizará harina floja tamizada, la cual no se trabajará en exceso durante el formado de la pasta. Para elaborar este tipo de galletas siempre se recomienda emplear azúcar en polvo o azúcar glass, con la cual se obtendrá una masa suave y muy fina. Hoy en día, también se pueden confeccionar sin azúcar y con edulcorantes naturales o de otro tipo, para aquellos que su dieta así lo requiera. Como último ingrediente, se puede añadir una pizca de sal para resaltar el sabor de las galletas. Además, a elección del pastelero se podrán enriquecer las pastas con acabados y decoraciones variadas; Chocolate fundido de diferentes clases, frutas deshidratadas o frutos secos.
La receta de pastas que se presenta a continuación es una masa blanda: en este tipo de masa hay más presencia de líquido y no es recomendable amasar demasiado ni meterla en la nevera. No se puede congelar, y su forma se consigue con la ayuda de una manga de pastelería.
Las pastas de té también se pueden encontrar de otros tipos, duras o especiales:
Las primeras se realizan con mayor proporción de ingredientes secos, su textura es más compacta y no se nota tanto la presencia de mantequilla. La masa, una vez trabajada se deja reposar en la nevera para que adquiera firmeza y su diseño se logra estirando la pasta con un rodillo o similar sobre una superficie lisa. Tras ello, se realizan cortes con un cuchillo u otras herramientas específicas.
Las pastas especiales suelen ser de hojaldre o merengue y con frecuencia en este tipo de pastas de té se acostumbra a integrar en la masa chispas de chocolate, fruta confitada, frutos secos picados o molidos u otros ingredientes para reforzar su sabor tan característico y su suavidad inconfundible.
Destacar que las pastas de té artesanas de nuestro país nada tienen que envidiar a las de la confitería inglesa (siendo éstas especialmente exquisitas), ya que en España también se ha sabido integrar el buen gusto y refinamiento de este dulce con nuestra cultura y gastronomía más típica.
Ingredientes:
- 250 G Harina de trigo floja
- 185 G Mantequilla
- 75 G Azúcar glass
- 2 Huevos
- Una pizca de sal
- Ingredientes opcionales: Guindas rojas o verdes, chocolate para fundir, almendra en granillo, fruta confitada, azúcar glass o canela para decorar.
Elaboración:
Para comenzar con la receta es necesario que la mantequilla se encuentre a temperatura ambiente. Si la temperatura regular del habitaculo es baja, se recomienda sacarla del refrigerador la noche anterior, en cambio, si la sala es cálida será suficiente con dos horas de antelación.
Precalentar el horno calor arriba y abajo (sin ventilador) a 200°C.
Cerner la harina con ayuda de un tamizador o un colador de malla fina.
Poner la mantequilla y el azúcar glass en un recipiente amplio. Batir con unas varillas (preferiblemente eléctricas) al menos durante cinco minutos, hasta que todo esté bien incorporado y la mantequilla adquiera un tono blanquecino.
Añadir los huevos a la mezcla uno a uno y continuar batiendo cinco minutos más, hasta que se vean perfectamente integrados y mullidos.
Seguidamente agregar la harina y mezclar suavemente para que la masa quede sedosa y esponjosa, evitando así que el batido anterior se baje.
Introducir la masa resultante en una manga de pastelería con boquilla de estrella e ir creando con su ayuda galletas de diferentes formas, dejando entre ellas una separación prudencial de mínimo dos centímetros por cada lado. Depositar los pegotes de masa sobre un silpak (previamente colocado encima una base resistente a las altas temperaturas y adecuada para hornear), bandeja de galletas antiadherente o charola de horno cubierta con papel parafinado o de horno.
Cuando se tengan formadas todas las pastas de té, si se desea, será el momento de colocarles unas guindas, frutos secos u otros ingredientes de motivo ornamental.
En el momento que los dulces estén listos y el horno haya adquirido la temperatura adecuada, introducir la bandeja de galletas en una posición centrada dentro del horno.
Hornear las pastas entre 10 y 12 minutos, hasta que los bordes se empiecen a tostar ligeramente.
Cuando estén listas, sacar la bandeja del horno y dejar que las galletas se templen sobre ella. Después, colocarlas sobre una rejilla para que enfríen por completo y no se cree humedad en su interior.
Una vez frías, decorarlas según preferencias con chocolate fundido, mermelada, frutos secos, fruta escarchada, azúcar glass…
Las pastas de té se pueden conservar en perfecto estado durante varios días, dentro de una caja metálica o recipiente hermético almacenado en un lugar fresco, seco y oscuro.
