En el día de hoy propongo elaborar una tarta de almendras sana y muy sencilla. De sabor delicado y exquisito, con una textura suave muy esponjosa. Es un pastel muy recomendable si se desea ver caras de felicidad y sonrisas de placer a la hora del desayuno o la merienda. Además es apta para celíacos ya que sus componentes no contienen gluten.
Su ingrediente principal es la harina de almendras. Las almendras son unos frutos secos muy ricos en nutrientes beneficiosos para la salud, se trata de un alimento muy calórico y por ello resulta una magnífica fuente de energía. Contienen muy poca agua y todos sus componentes están muy concentrados, por lo que disponen de cantidades importantes de los principales nutrientes.
Las almendras son uno de los frutos secos más consumidos. A continuación se detallan sus virtudes nutricionales y sus propiedades más destacadas:
La almendra es la parte comestible del fruto del almendro. El origen del cultivo de la almendra se localiza en Asia, en una zona bastante amplia de Oriente Próximo, desde el mar Egeo hasta la meseta de Pamir, comprendiendo Mesopotamia, Irán, Turkestán y Kurdistán. De la zona del actual Cercano Oriente, en la que se inició su cultivo, siguió el mismo camino que otros muchos alimentos; llegó a Grecia y a Roma, y los romanos las difundieron ampliamente por el resto de Europa, desde donde llegaron hasta América.
La almendra dulce presenta un elevado contenido de ácidos grasos monoinsaturados, aquellas que benefician la salud cardiovascular, y gran cantidad de proteínas vegetales, y en menor medida hidratos de carbono.
Las proteínas que contienen son de buena calidad o completas en cuanto a su contenido de aminoácidos esenciales, poseen un mayor contenido de arginina, y un aporte más bajo en lisina, que las proteínas de origen animal. La arginina tiene un efecto protector del sistema cardiovascular, ya que regula los niveles de colesterol en sangre.
Entre los minerales destacan hierro, fósforo, magnesio, potasio, zinc y calcio. Es una de las fuentes vegetales más rica en este último mineral, de ahí que la leche de almendras se emplee como sustituto de la leche de vaca cuando esta no se tolera.
En cuanto a las vitaminas, la almendra tiene importantes cantidades de vitaminas del grupo B , entre ellas el ácido fólico, además de ser una buena fuente de vitamina E, potente antioxidante que protege al organismo de los radicales libres.
En el núcleo de las almendras se encuentra un gran contenido de fibras, solubles e insolubles, que ayudan al organismo a regular el tránsito intestinal y tiene un efecto saciante en el organismo.
Además contienen compuestos fenólicos que tienen efectos anti-inflamatorios.
Consumir un puñado de almendras diariamente, acompañado con una dieta baja en grasas saturadas y colesterol, reduce el riesgo de contraer enfermedades coronarias (se recomienda consumir aproximadamente 20 unidades de almendras al día).
Para que las almendras se mantengan en buen estado hay que evitar que se humedezcan y se deben conservar dentro de un recipiente bien cerrado, en un lugar fresco y seco.
Ingredientes (molde 18 cm):
- 125 G Almendra molida
- 100 Ml Leche evaporada líquida (ideal)
- 2 Huevos (separada la yema de la clara)
- 20 + 50 G Azúcar
- Azúcar glass para decorar
Elaboración:
Un día antes de comenzar a preparar la tarta; mezclar dentro de un cuenco la harina de almendra y la leche evaporada, tapar con papel film de uso alimentario y dejar reposar en la nevera hasta el día siguiente.
Precalentar el horno 190 C calor arriba y abajo. Colocar la rejilla del horno dentro del mismo, ubicándola en la parte central para que cuando llegue el momento de hornear la tarta, ésta quede a media altura.
Disponer sobre la mesa de trabajo un molde desmontable de 18 cm de diámetro y engrasarlo con mantequilla o spray antiadherente. Después, colocar en la base del molde un trozo de papel de hornear cortado a medida.
Poner dentro de un bol las yemas de huevo con 20 gr de azúcar y batir durante cinco o diez minutos con las varillas (preferiblemente eléctricas), hasta que blanqueen y aumenten considerablemente su volumen.
Sacar la pasta de almendra de la nevera e incorporar las yemas batidas. Mezclar suavemente con una espátula o lengua repostera realizando movimientos envolventes para no bajar la mezcla.
En un cuenco amplio colocar las claras de huevo con 50 gr de azúcar y montar con las varillas (preferiblemente eléctricas) hasta que estén firmes pero no secas.
Después, añadirlas a la preparación anterior, removiendo cuidadosamente hasta homogeneizar el conjunto.
Verter toda la masa dentro del molde.
Cuando el horno haya alcanzado la temperatura adecuada, meter la tarta dentro del horno, sobre la rejilla que se colocó inicialmente.
Hornear la tarta aproximadamente 40 minutos (el tiempo de horneado dependerá del tipo de horno y su potencia, se recomienda colocar en el interior del horno un termómetro especial para controlar con exactitud la temperatura, este artículo se puede adquirir en tiendas especializadas de cocina y repostería o por internet).Pasados los treinta primeros minutos (nunca antes) abrir la puerta para comprobar la cocción del pastel, con un testador o palillo. Este paso hay que realizarlo con mucha rapidez para evitar que el horno pierda temperatura y el pastel se estropee.
Cuando se compruebe que el palillo sale limpio y la tarta esté bien cocida, sacarla del horno.
Dejar la tarta dentro del molde 5-10 minutos.
Después, desmoldarla, trasladarla a una rejilla (sin despegar el papel de la base) y dejarla enfriar por completo.
Espolvorear toda la superficie con azúcar glas en el momento de servir (para evitar que la jugosidad de la tarta absorba el azúcar con el paso del tiempo. También se puede espolvorear con azúcar glass antihumedad, de venta en tiendas especializadas. En este caso, la tarta se puede espolvorear con azúcar en cualquier momento, ya que este tipo de azúcar está tratado y no se deshará al estar en contacto con la humedad).
Para disfrutar plenamente de la tarta se recomienda consumirla transcurridas 12 o 16 horas desde su elaboración, ya que su textura y sabor mejoran con el paso del tiempo.