Hoy desayunamos galletas integrales, idénticas a las clásicas «Digestive» pero más sanas. ¡Están buenísimas!
Si te animas a preparar la receta en casa y las pruebas, podrás comprobar que aunque son muy similares saben aún mejor que las galletas digestive industriales. Además, lucen muy resultonas y presentan una apariencia rústica muy apetecible.
Las galletas digestive se conocen al menos desde 1876, cuando aparecieron en anuncios publicitarios de Huntley & Palmers, apareciendo una receta en el New Universal Cookery Book de Cassell (1894). Una galleta digestiva es una galleta semi dulce, cuyo nombre procede de la creencia de que tenía propiedades antiácidas debido al uso de bicarbonato sódico en la receta original.
La típica galleta digestiva se elabora con ingredientes básicos, los cuales se encuentran fácilmente en la mayoría de hogares. A diferencia de las galletas industriales, las que se elaboran de forma artesanal contienen pocos ingredientes y consumidos con moderación todos ellos son sanos y necesarios. Los ingredientes para preparar las galletas en casa se componen de; harina integral gruesa de trigo (lo que le da su característica textura y sabor), azúcar moreno, aceite vegetal o mantequilla, gasificantes (normalmente bicarbonato sódico, ácido tartárico y ácido málico; lo que viene a ser levadura química) y sal. También pueden añadirse en algunas variedades suero de leche seco, harina de avena o espelta, leche desnatada y caramelo líquido.
Los alimentos elaborados con harinas integrales como lo son estas galletas, comparados con sus homólogos refinados, son más ricos en nutrientes, como vitaminas y minerales, en fibra y otros muchos compuestos fitoquímicos y bioactivos con reconocidos beneficios para la salud. Una revisión bibliográfica publicada en la revista científica Public Health Nutrition y llevada a cabo por autores españoles lo refrenda: el consumo regular de cereales integrales (pan, pasta, arroz, y demás derivados de la harina integral) contribuye a la reducción de los factores de riesgo relacionados con enfermedades crónicas, en especial de enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer, así como varias enfermedades gastrointestinales. El artículo incide en los beneficios de los alimentos integrales, además de en su escaso consumo en España.Los cereales integrales, al no estar refinados, contienen todas las partes del grano:
- La envoltura exterior, rica en fibra.
- El germen, con vitaminas del grupo B y minerales como el hierro, el zinc o el selenio.
- El endosperma, constituido sobre todo por hidratos de carbono complejos.
El grano entero también contiene ácidos grasos esenciales y compuestos fitoquímicos de tipo fenólico, fitoestrógenos y lignanos, entre otros. Tales son los efectos del refinado, que un estudio publicado en la revista oficial de la Academia de Nutrición y Dietética estadounidense reveló que, mientras el pan blanco contiene ocho sustancias fitoquímicas, en el pan integral se pueden contar hasta 800. Este entramado de nutrientes, fibra y fitoquímicos es el responsable de las ventajas de los alimentos integrales sobre la salud.
Al contrario de lo pensado en ocasiones, la fibra no es la única responsable de tantos beneficios. Los estudios prospectivos realizados en amplias muestras de la población indican que la reducción de los eventos cardiovasculares es mayor de lo esperado, como consecuencia de las acciones metabólicas de la fibra.
El Instituto Nacional de Cáncer estadounidense define la fibra, de forma sencilla y comprensible, como la parte de la fruta, vegetales, legumbres y granos enteros de cereales que no puede digerir el sistema digestivo humano. Aunque es habitual clasificarla como soluble e insoluble, entidades norteamericanas de prestigio, como el Instituto de Medicina y la Academia de Nutrición y Dietética, así como la Organización Mundial de la Salud (OMS), consideran que esta división no es útil ni desde un punto de vista analítico ni fisiológico. Proponen, para valorar los efectos fisiológicos, utilizar los conceptos de fermentabilidad y viscosidad de la fibra.
Las ventajas de la fibra para el organismo responden al hecho de que sea un compuesto no digerible. A través de diversos mecanismos, ha demostrado influir en los niveles de colesterol, glucosa e insulina en sangre, incrementar el volumen de las heces y promover la evacuación normal, entre otros. En general, se puede afirmar que, al animar a los ciudadanos a comer alimentos de origen vegetal ricos en fibra, se puede tener un impacto significativo en la prevención y el tratamiento de dolencias tales como; la obesidad, la enfermedad cardiovascular, la diabetes tipo 2, el estreñimiento e incluso algún tipo de cáncer.
La fibra dietética ha dejado de ser una actriz secundaria para convertirse en una de las estrellas de la nutrición. El cambio de rol es notable. Aquellas tímidas recomendaciones acerca de sus beneficios, que hasta hace un tiempo solo se centraban en su papel para prevenir el estreñimiento e iban acompañadas de bastantes «peros», son ahora afirmaciones sólidas y rigurosas que destacan sus beneficios. Es por ello que ninguna entidad de referencia duda en proclamar que una dieta rica en fibra es fundamental para prevenir numerosas enfermedades crónicas.
Ingredientes (14-16 galletas):
- 110 G Harina de trigo integral
- 15 G Harina de maíz (maizena) o arroz
- 60 G Mantequilla blanda (temperatura ambiente)
- 35 G Azúcar de caña (azúcar moreno)
- 1/2 Cdta Bicarbonato sódico
- 1/4 Cdta Sal
- 25 Ml Leche fría
- 1 Cda Caramelo líquido
Elaboración:
En un cuenco amplio mezclar la harina integral, la harina de maíz o arroz, el bicarbonato y la sal.
En otro recipiente batir con la varilla (preferiblemente eléctrica) la mantequilla junto al azúcar.
Cuando se consiga una crema suave y homogénea, integrar el caramelo líquido.
Una vez integrado, incorporar la leche y batir a baja velocidad.
Después, agregar la mezcla de harina y continuar batiendo hasta conseguir una pasta sólida pero blanda y untuosa.
Envolver la masa de galletas en papel film destinado al uso alimentario, aplastar la masa para dejarla plana e introducirla dentro del refrigerador un mínimo de dos horas (puede estar hasta 12-24 horas).
Pasado el tiempo, precalentar el horno a 200 C calor arriba y abajo (si el horno dispone de la función «aire» en éste caso, se hará uso de dicho programa).
Colocar encima de la rejilla del horno un tapete perforado especial para hornear galletas o un papel siliconado cortado a medida sobre la bandeja del horno. De tal forma que si se usa el tapete perforado, en el momento de cocer las galletas se colocará directamente sobre la rejilla de horno. En cambio, si se usa el papel de hornear, éste irá directamente sobre la bandeja de horno.
Sacar la masa de la nevera.
Espolvorear con harina de trigo integral la superficie de trabajo y colocar sobre ella la masa de galletas.
Estirar la masa con un rodillo hasta proporcionarle un grosor de 0,5 cm (si se dispone de guías para nivelar la masa, hacer uso de ellas. Se pueden adquirir en cualquier tienda especializada o por internet. También se pueden emplear un par de tablitas de carpintería, ambas con un grosor de 5 mm).
Con un cortapastas o en su defecto con el filo de un vaso, dar forma redonda a las galletas e ir colocándolas sobre el tapete o papel de hornear.
A modo de decoración, si se dispone de sello con imprenta para marcar mensajes, haced uso de él y estampar sobre la galleta la palabra «DIGESTIVE»(siempre que se vaya a estampar una galleta primero se espolvorear el sello con harina y después sacudirlo para retirar el exceso de polvo, así se consigue que el mensaje quede bien definido y que el sello no quede pegado a la galleta). Si no se dispone de imprenta, en cualquier caso realizar hoyitos sobre la superficie de la galleta con un punzón o la parte plana de un palo para brochetas.Cuando el horno alcance la temperatura adecuada, meter las galletas dentro del horno colocando en ambos casos la rejilla o bandeja a media altura.
Hornear las galletas entre 9-12 minutos. Cuando comiencen a oscurecer (ligero tostado) sacarlas del horno y dejarlas sobre el tapete o papel de hornear 2 o 3 minutos.
Pasado el tiempo, despegar las galletas y colocarlas sobre una rejilla para que enfríen por completo.
Las galletas se conservan en perfectas condiciones durante días dentro de una caja de lata o recipiente hermético destinado al almacenaje de este tipo de dulce.
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