¿Qué les parece si preparamos un dulce clásico, sano y delicioso? Aquí, en Cosmopolitan cuisine apostamos por los dulces tradicionales, y en cualquier momento estamos dispuestos a preparar uno de ellos. En este caso, elaboramos un pudin de manzana y almendra que resulta exquisito al paladar. Nosotros, consideramos que uno de los mayores placeres de la vida, consiste en acompañar un suculento manjar cómo este, con una buena taza de té o café, y degustarlo bien acomodados en nuestro rincón favorito de la casa.
¿Sabías que…
cuando el pudin se sirve como postre, normalmente suele ir acompañado de una pequeña porción de nata fresca o helado?
El budín o pudin (del inglés pudding), es uno de los postres más populares de la cocina británica. Los expertos e historiadores de la comida sitúan su origen hacía principios del Siglo XII. Inicialmente, todo pudin se elaboraba con trozos de pan viejo, y era considerado un postre de gente sin recursos, puesto que se preparaba para aprovechar los restos de pan duro. Fue a medida que la clase media tuvo acceso a ingredientes menos asequibles en la época (huevos, leche, harinas varias, frutas frescas o desecadas, azúcar, etc.) que el pudin se tornó en una creación más sofisticada, convirtiéndose por ejemplo, en la receta que te proponemos al finalizar esta breve introducción.
Si bien el pudin de pan sigue siendo una buena forma de sacar partido al pan sobrante, se ha ganado la reputación de ser un alimento elegante y reconfortante, ya que tras haber arrojado sus humildes raíces, frecuentemente es servido como artículo de postre destacado en numerosos establecimientos de moda.
¿Sabías que…
a día de hoy, el pudin aparece habitualmente en la carta de los menús de postres de los restaurantes más lujosos?
En la actualidad existen muchas versiones de éste postre; en su sentido más general suele ser dulce y se puede utilizar en su preparación, tanto pan del día anterior, como bollería (cruasanes, brioches, etc.) u otros ingredientes menos comunes, a modo de harina de frutos secos o similares; que actúan como absorbentes. Todo ello aglutinado con huevo, leche, nata, endulzante natural al gusto del chef (preferiblemente no refinado y que soporte las altas temperaturas de la cocción sin modificar su sabor y estructura) y aderezado con frutas diversas (frescas o deshidratadas), pedazos de chocolate etc. Las posibilidades para éste platillo son infinitas, ya que el cocinero puede variar el tipo de cereal (simple o compuesto) y cualquier ingrediente que desee agregar.
Aunque es menos habitual, también existen variedades no dulces (salada o picante) que suelen formar parte de una comida principal.
¿Sabías que…
a mediados del siglo XX este postre perdió toda su popularidad y los cocineros le perdieron casi por completo su interés? Pero hoy en día, gracias a grandes y célebres chefs británicos como Jamie Oliver o Delia Smith, vuelve a estar entre los más apreciados de la población; además, como ya se a dicho, de ser servido en los mejores restaurantes de cocina, tanto británica, como de otras partes del mundo.
Para esta ocasión, en nuestra cocina hemos elaborado un exquisito pudin de manzana y almendra, al que hemos dado una preciosa forma de tarta con un molde redondo de 24cm de diámetro. Proporcionándole con ésta característica presentación, un aire más atractivo y distinguido. Con ello, también se le ha otorgado el máximo protagonismo a la manzana; una fruta muy versátil con infinitas posibilidades en cuanto a gastronomía se refiere.
La manzana puede ser empleada tanto en recetas dulces como en platos salados. Además, es una fruta muy interesante si analizamos su perfil nutricional.
En los próximos párrafos podrás leer cierta información detallada a cerca de las manzanas, sustraída y debidamente contrastada con varias fuentes de información.
La manzana es un fruto muy sabroso, tiene su origen en el centro de Asia y se remonta al Neolítico; existiendo en la actualidad alrededor de 2.000 variedades diferentes de esta clase de fruta.
El árbol de la manzana (manzano) puede crecer hasta 8 metros de altura, se caracteriza por poseer hojas simples de bordes dentados y sus flores están compuestas por pétalos de color blanco con matices ligeramente rosados.
Esta fruta crece todo el año, aunque su período de maduración natural es desde finales de agosto hasta principios de septiembre. Tras recogerse el fruto, las manzanas se almacenan en ambientes húmedos y a bajas temperaturas.
Desde el punto de vista nutritivo, la manzana es una fruta completa y enriquecedora para la dieta.
El 85% del peso de una manzana es agua, por lo que resulta muy refrescante e hidratante, el resto se compone de hidratos de carbono, vitaminas y minerales.
Los nutrientes más abundantes que posee después del agua, son azúcares, en mayor parte fructosa (azúcar de la fruta) y en menor proporción, glucosa y sacarosa, de rápida asimilación en el organismo.
Esta fruta contiene muy poca grasa y proteína, y una gran cantidad de potasio, cítrico y cítrico málico.
Éteres, taninos, alcoholes y aldehídos también están presentes, tanto en la pulpa como en la piel de la manzana, indistintamente de su color (verde, amarilla o roja), así como un gran número de terpenos, que crean los olores y sabores de manzanas infinitas y diversas.
Es fuente discreta de vitamina E o tocoferol (posee acción antioxidante, que interviene en la estabilidad de las células sanguíneas como los glóbulos rojos y en la fertilidad) y aporta una escasa cantidad de vitamina C.
Es rica en fibra, que mejora el tránsito intestinal y entre su contenido mineral destaca el potasio (necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de las células).
El contenido moderado en potasio de las manzanas también las convierte en una fruta diurética, recomendada en el tratamiento dietético de diversas enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial u otras enfermedades asociadas a retención de líquidos. No obstante, el aporte de este mineral está restringido en caso de insuficiencia renal, por lo que el consumo de manzanas en estos casos se ha de tener en cuenta.
Las extraordinarias propiedades dietéticas que se le atribuyen a esta fruta, se deben en gran medida a los elementos fitoquímicos que contiene, entre ellos, flavonoides y quercetina, con propiedades antioxidantes.

Es la fruta por excelencia, ya que es bien tolerada por la mayoría de personas, y combina perfectamente con otros tipos de alimentos. En su composición alimenticia no hay nutrientes que destaquen especialmente, por lo que resulta difícil imaginar las extraordinarias propiedades dietoterapicas que ofrece.
Las propiedades antioxidantes de la manzana se deben a los elementos fitoquímicos que contiene, más abundantes en la piel, en concreto, polifenoles (quercitina, flavonoides). Los antioxidantes neutralizan los radicales libres, reduciendo o incluso evitando parte de los daños que estos provocan en el organismo. Los radicales libres aumentan las peligrosas acciones del colesterol LDL, que puede dar lugar a la formación de aterosclerosis, al acumularse en los vasos sanguíneos; pueden producir una alteración genética y dañar proteínas y grasas corporales, reduciendo la funcionalidad de las células y contribuyendo a aumentar el riesgo de cáncer. Por tanto, dada su composición en sustancias antioxidantes, las manzanas están especialmente recomendadas en dietas de prevención de riesgo cardiovascular, enfermedades degenerativas y cáncer.
¿Sabías que…
hoy se sabe con certeza de la existencia y la función de algunos de los componentes de esta fruta, que le confieren la doble particularidad de actuar como alimento astringente o laxante, según cómo sea consumida? La manzana cruda y con piel es laxante, es decir, útil para tratar el estreñimiento, y la manzana pelada, rallada y oscurecida, tiene el efecto contrario en nuestro organismo y resulta astringente.
Quizá la propiedad más conocida de la manzana sea su acción reguladora intestinal. Si se consume cruda y con piel es útil para tratar el estreñimiento, ya que se aprovecha la fibra insoluble presente en la piel, que promueve y estimula la actividad intestinal.
Igualmente, la manzana es una fruta muy rica en pectina, fibra soluble. Solamente una quinta parte de la pectina de la manzana se encuentra en la piel de la fruta, el resto se halla en la pulpa, por lo que al pelarla se perdería una buena cantidad. La pectina tiene la particularidad de retener agua, y se le atribuyen efectos benéficos en caso de diarrea, ya que hace más lento el tránsito intestinal. Además, la manzana es, después del membrillo, una de las frutas más ricas en taninos, sustancias con propiedades astringentes y anti-inflamatorias. Algunas de las acciones de los taninos son secar y desinflamar la mucosa intestinal (capa que tapiza el interior del conducto digestivo), por lo que resultan eficaces en el tratamiento de la diarrea. Los taninos se reconocen rápidamente por la sensación áspera que producen al paladar. No obstante, los taninos aparecen cuando se deja oscurecer la pulpa rallada de una manzana.
Sabías que…
a pesar de que siempre se le ha atribuido a la manzana la particularidad de que tomada como postre contribuye a reducir la formación de placa y evitar la caries, no sería correcto usarla como un sustituto del cepillo de dientes? No se debe pasar por alto que contiene azúcares y ácidos, que podrían deteriorar y dañar el esmalte de forma irreversible.
El ácido oxálico que contiene la manzana puede formar sales con ciertos minerales como el calcio y formar oxalato cálcico, por lo que su consumo se ha de tener en cuenta si se padecen este tipo de cálculos renales, ya que se podría agravar la situación. No obstante, gran parte de dicho ácido se pierde mediante el cocinado de la manzana.
Para finalizar, se ofrece un resumen de lo visto anteriormente, enumerando las principales y más destacadas propiedades de la manzana, ya que en este sentido, nutricionistas y expertos en la materia, afirman que son diversos los beneficios que aporta la manzana en la dieta diaria.
- Combate el estreñimiento (cuando se consume cruda y con piel).
- Una manzana al día puede combatir el asma.
- La piel de manzana tiene propiedades anti-tumorales.
- Es un remedio natural para la diarrea (cuando se consume sin piel, rallada, ennegrecida o cocida).
- Las manzanas ayudan a disminuir la glucemia (niveles de azúcar en sangre) y, como consecuencia, la diabetes.
- Purifican el cuerpo (efecto detoxificante).
- Previenen niveles altos de colesterol, enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares.
- Combate la falta de apetito, cansancio y nerviosismo.
- Hace más fácil la digestión, protege las membranas de la mucosa bucal y del intestino.
- Ayuda en el fortalecimiento de uñas y cabello.
- En el uso cosmético sirven para tonificar la piel, suavizar y prevenir la aparición de arrugas.
Texto inspirado y desarrollado a través de las consultas realizadas a las siguientes fuentes de información: Wikipedia, Whole Kitchen, Revista médica Ocronos, Comecon salud, Erosky Consumer, Club salud natural, Saludterapia, Muy fitness y Notas dentales.
Ingredientes (para 10-12 raciones en molde desmontable de tarta de 24cm de diámetro):
- 3 Manzanas Golden (500-600 Gramos)
- 3 Huevos
- 120 G Azúcar o su equivalencia en otro tipo de endulzante natural (que soporte las altas temperaturas de la cocción sin modificar su sabor y estructura)
- 160 G Nata de leche de vaca mínimo 35% MG
- 60 G Harina de almendra
- 50 G Uvas pasas rubias
- 40 G Harina de trigo u otra de similares características
- 35 G Mantequilla más una nuez para engrasar el molde
- Guindas rojas y almendra laminada (opcional)
- Zumo de un limón recién exprimido
- Canela en polvo
Elaboración:
Precalentar el horno a 180° C con calor en la parte superior e inferior. Al mismo tiempo, situar la rejilla del horno a media altura.
Disponer un molde desmontable de 24cm de diámetro sobre la mesa de trabajo y engrasarlo por completo con una nuez de mantequilla. Tras ello, cubrir la base con un trozo de papel de horno adaptado a sus dimensiones.
Lavar y pelar dos manzanas (reservar la tercera). Retirarlas el corazón, laminarlas con un cuchillo o mandolina y rociarlas con un poco de zumo de limón recién exprimido.
Fundir los 35 gramos de mantequilla en una sartén y añadir la manzana laminada. Bajar el fuego y dejar que se cocinen hasta que queden tiernas, sin llegar a deshacerse (el tiempo estimado será de aproximadamente diez minutos). Mover la manzana de vez en cuando para asegurar una cocción uniforme.
Colocar los huevos (desechando la cáscara que los protege) en un recipiente amplio, tipo bol. Añadir el endulzante natural y batir con una varilla de mano hasta que toda la preparación quede lisa y homogénea.
Incorporar la nata y batir de nuevo.
Agregar la harina de grano junto a la harina de almendra, y batir de nuevo la mezcla.
Adicionar la manzana y las pasas rubias y mezclar el compuesto con una espátula o lengua repostera, hasta que las frutas queden totalmente impregnadas por la pasta.
Verter toda la preparación en un molde desmontable de 24cm de diámetro u otro de similares características.
Lavar y pelar la manzana reservada. Retirarle el corazón, laminarla con un cuchillo o mandolina y rociar con un poco de zumo de limón recién exprimido.
Colocar todas las láminas de manzana sobre la preparación anterior, acostadas parcialmente unas encima de las otras, a modo de decoración.
Cuando el horno haya alcanzado la temperatura programada, llevar el pudin de manzana y almendra a su interior, situándolo sobre la rejilla que inicialmente se coloco a en la parte central.
Hornear la preparación durante 35 minutos, o hasta que quede cuajada pero jugosa.
Cuando el pudin de manzana y almendra haya enfriado lo suficiente, guardarlo en la nevera durante un mínimo de cuatro horas, siendo aconsejable alargar el tiempo de reposo durante toda una noche (cogerá más consistencia y su sabor se acentuará).
Pasado el tiempo de espera, desmoldar el pudin de almendra y manzana. Para ello, pasar por el perfil del molde una guía o cuchillo de punta, con cuidado de no dañar la superficie del molde. Después, desajustar el aro y retirarlo.
Para finalizar y de forma totalmente opcional, terminar decorando el pudin de manzana y almendra con un baño de sirope espeso, gelatina de manzana o mermelada de albaricoque, unas almendras laminadas y algunas guindas rojas.
Recordar que para servir el pastel como un postre distinguido, lo más apropiado es emplatarlo en porciones individuales y decorarlas con una nuez de nata fresca o helado a su elección.