
En esta ocasión os quiero deleitar con esta creación recién salida de la cocina de Cosmopolitan Cuisine. Se trata de unas riquísimas y saludables magdalenas integrales de naranja con chispas de chocolate. Quedan suaves, esponjosas y con un intenso sabor a naranja que no dejará indiferente a ningún comensal. Su preparación es sencilla, y todos los ingredientes se pueden encontrar fácilmente en la despensa de cualquier hogar.
Están elaboradas con harina de trigo integral, aceite de oliva virgen extra —uno de los principales componentes dentro de una dieta mediterránea saludable—, y no llevan azúcar; son endulzadas con stevia —también podría ser eritritol o xilitol—, lo que las convierte en un dulce más interesante que cualquier otra magdalena.
Además de estos tres ingredientes —que marcan la diferencia respecto a un dulce saludable—, también se incluyen otros igualmente beneficiosos para salud: huevos frescos, yogur natural, una pequeña cantidad de impulsor (bicarbonato sódico y ácido cítrico) —que les proporciona la esponjosidad que las caracteriza—, trocitos de chocolate negro con un alto porcentaje de cacao y, la protagonista indiscutible de esta receta: la naranja —que aromatiza y dota a estos pequeños bizcochitos de un increíble e intenso sabor a esta preciada fruta—.
Si quieres saber más acerca de la naranja y descubrir algunos aspectos relacionados con su historia, características, propiedades, beneficios y mucho más… ¡sigue leyendo! En este post encontrarás las particularidades más destacadas de esta rica fruta.

Datos botánicos de la naranja
El naranjo es un árbol perenne de la familia de las rutáceas. Puede llegar a medir hasta 12 metros de altura, tiene una copa muy redondeada y tallos ligeramente espinosos. Hojas duras, resistentes, firmes y ovales de entre 6 y 15 cm de largo y, de 2 a 9 cm de ancho.
El naranjo puede vivir por periodos de más de 100 años. Se trata de una especie subtropical, por lo que crece mejor en regiones cálidas con estaciones marcadas. Los naranjos jóvenes requieren suelos profundos y bien drenados, lo suficiente como para permitir un desarrollo adecuado de las raíces. Al ser árboles subtropicales, requieren abundante luz solar, así como protección contra el viento.
La planta de naranja puede cultivarse a partir de semillas, no obstante, la forma más común de reproducirla es mediante injertos.
El naranjo produce poco polen, pero no se le suele practicar la polinización artificial, excepto en el caso de los híbridos, donde las abejas son comúnmente utilizadas para la polinización cruzada.
Sus flores son blancas, llamadas azahar, tienen 5 pétalos y numerosos estambres. Nacen aisladas o en racimos y son sumamente fragantes.
El fruto (la naranja) es un hesperidio con la corteza fuerte y una pulpa de sabor dulce con matices ácidos o agrios —no amargos— , más o menos fuertes dependiendo de la variedad. Se trata de una baya especial, formada por una piel externa (la cáscara) que puede ser lisa o rugosa y frecuentemente de color naranja intenso; con abundantes glándulas que contienen un aceite esencial perfumado. Dependiendo de la variedad, debajo de la cáscara, tiene una segunda piel blanca que envuelve el fruto protegiendo la pulpa, la cual es muy esponjosa y de un color blanquecino. La pulpa contiene entre 8 y 12 gajos alargados y curvos que proporcionan abundante jugo. Las naranjas miden en torno a 10 centímetros de diámetro y su peso normalmente oscila entre los 150 hasta los 200 gramos sin piel (200-250 gr con cáscara) —este dato es aproximado y varía según la clase del fruto y sus condiciones de cultivo—.

Historia de la naranja.
La Naranja es una fruta con miles de años de antigüedad. Su origen, con casi total certeza, se sitúa en las regiones tropicales y subtropicales de Asia y el archipiélago malayo. Desde allí, la expansión de la naranja se llevó a cabo a través de la ruta de la seda a zonas como el nordeste de la India o el centro y el norte de China. Algo más compleja fue su propagación al resto del mundo, estando siempre ligada a grandes acontecimientos históricos.
Se tiene constancia que el primer cítrico (cidro o citrus medica), —que sería el origen del naranjo— ya existía en Mesopotamia en el año 4000 a.C. al hallarse semillas de este fruto en las ruinas de Nippur, Sur de Babilonia (Actual Irak) (Ref. Frimmel).
Más adelante, hacia el año 1500 a.C. el faraón Tutmosis III lo encontró en sus campañas por Asia y lo extendió por todo Egipto y otras zonas de Oriente Próximo. —La presencia de agrios en Egipto es evidente. Al parecer el arqueólogo francés Victor Loret encontró pinturas y semillas en el templo de Karnak que así lo atestiguan—.
Después pasó a China, donde el país retuvo esta especie como planta medicinal y ornamental. La apertura de la Ruta de Seda (S.III.a.C) fue la causante de su propagación por el resto de Oriente, llegando hasta Grecia.
La primera referencia en Europa se encuentra en el siglo IV a. de C. con los escritos de Teofrasto —filósofo y botánico griego, discípulo Aristóteles y educado en la academia de Atenas fundada por Platón—. En su obra: «Historia de las plantas y Etiología de las plantas», describe muchísimas plantas fruto de los viajes de Alejandro Magno a Asia; Así, Teofrasto le atribuye al cidro propiedades medicinales y aromáticas. En textos de la época se puede encontrar términos o palabras propias utilizadas en la materia, como «Manzanas de Oro» o «Manzanas Doradas».
La fama que adquirió el cidro le otorgó la categoría de Fruto Exótico en épocas del Imperio romano, periodo en el cual la agricultura progreso de manera notable. En la actualidad aún existen muchos escritos técnicos de la época que detallan cómo cultivar, reproducir, podar, regar o fertilizar el cidro. En Roma pronto se familiarizaron con su cultivo y éste se extendió por todas sus áreas de control en el Mediterráneo.
Más tarde, serían los Árabes quienes en su avance territorial hacia el Oeste de África, introdujeron el naranjo amargo (Citrus Aurantium) en toda Europa desde el Sur de España (Aprox. S.VI d.C).
Éstos preciosos árboles frutales eran utilizados por lo árabes como medicinales y, principalmente con fines ornamentales; plantándolos en calles, jardines y patios de mezquitas. Fue en Andalucía donde el cultivo de los agrios alcanzó su mayor intensidad, ampliando su cultivo desde allí hasta Murcia y Valencia.
¿Sabías que…
las primeras variedades de cítricos no tenían nada en común con las naranjas dulces que existen en la actualidad?
Años después, los Portugueses encontraron otro cítrico, —lo que en este tiempo conocemos como naranjo dulce (citrus sinensis)—, localizado en zonas de la India, Pakistán, Vietnam y el sureste de China. Esta nueva variedad fue traída a occidente por los comerciantes Portugueses a principios del s. XV d.C., extendiendo su cultivo por Sicilia, Cerdeña, España y el norte de África, donde comenzaron a convivir diferentes especies de cítricos. —Investigaciones genéticas recientes han confirmado que la mayoría de estos frutales son en realidad híbridos interespecíficos naturales producidos a partir del cidro (Citrus medica)— .
La introducción de la naranja al Nuevo Mundo corrió a cargo de Cristóbal Colón, quien llevó las semillas a América en su segundo viaje (años 1493 – 1496 d.C), concretamente a la isla de «La Española» (Haití) y el Caribe. Fueron llevados a Florida (junto con limones) en 1513 por el explorador español Juan Ponce de León. En California lo introdujeron los franciscanos, a lo largo del Camino Real de California en la segunda mitad del s. XVIII d.C., y en Hawái entraron el año 1792.
En la segunda mitad del s. XIX d.C., se descubrió en Bahía (Brasil) una naranja que era más dulce, jugosa y hermosa, sin pepitas y con un ombligo en el extremo opuesto al pedúnculo —una singular mutación que causó que en la base del fruto se desarrollará una segunda naranja, pequeña y atrofiada, que le confiere el aspecto de un ombligo—. Esta nueva especie fue llevada a California, donde se convirtió años más tarde en la reina de las naranjas, la variedad conocida actualmente como Navel Washington.
El origen de la palabra naranja
Aunque no está ciertamente comprobado, la versión más difundida es que la palabra «naranja» referida a la fruta tiene un origen y un desarrollo que pasa por diversas lenguas, culturas y contextos. Parece ser que cuya trayectoria se resume de la siguiente manera:
La palabra naranja referida a la fruta proviene del sánscrito (lengua clásica de la India) «nāraṅga» (नारङ्ग), siendo su traducción literal a este idioma «árbol de naranja». —En la cultura hindú existe una leyenda sánscrita que identifica a esta fruta como «veneno para elefantes»; se referían con este lenguaje hacia tal fruto porque la antigua leyenda decía que era tan dulce y buena, que los elefantes se morían de tanto comerlas—.
Éste término deriva de raíces drávidas (conjunto de 26 lenguas habladas principalmente en el sur de India y Ceilán): el tamil «nāram» (நாரம்), el telugu «nāriṃja» (నారింజ) o el malayalam «nāraŋŋa» (നാരങ്ങ), que significan «olor y perfume»
Del sánscrito clásico pasó al persa «nārang» (نارنگ), de ahí al árabe «nāranj» (نارنج ); cuyo significado es «árbol naranjo», y del árabe se asimiló al castellano como «naranja».
Los franceses adoptaron el término «naranja», perdiendo la «n» en su pronunciación (norange, pronunciado como «orange»), y los ingleses tomaron esta terminología de sus vecinos galos.
¿Sabías que…
la palabra naranja se asoció primero a la fruta y luego al color? Naranja se usó por primera vez para referirse a la fruta en el siglo XIII y no fue hasta 1542 cuando comenzó a usarse para nombrar el color. Casi 300 años después.
Según el libro «Symbols and Their Hidden Meanings» de T.A Kenner, el origen de la naranja no fue el color, sino la fruta. Antes de que la fruta pasará a formar parte de la dieta en Occidente, el color era conocido como «amarillo-rojo» o «rojo-amarillo», aunque en algunas culturas hay evidencias de que se usaban términos como «amarillo azafrán», «color fuego» u «óxido de plomo».
La historia de la naranja en Valencia (España)
Como hemos visto, las diferentes civilizaciones introdujeron en España distintos tipos de «agrios» (o cítricos) como el cidro, el naranjo amargo (Citrus Aurantium) o el naranjo dulce (Citrus Sinensis).
Ya sabemos que en Al-Ándalus los primeros árboles eran ornamentales y se plantaban en casas, calles y patios de mezquitas. Siendo la actual Andalucía el lugar donde mayor esplendor alcanzó el cultivo de cítricos. Su extensión a Murcia y a la Comunidad Valenciana se debe, por una parte, a la cercanía geográfica y, por otra, a la similitud climatológica.
La historia de la famosa «naranja de Valencia» es algo más reciente y data de finales del siglo XVIII, cuando poco a poco se fueron introduciendo variedades más dulces, similares a las que consumimos actualmente, y que convirtieron a las naranjas de Valencia en unas de las mejores del mundo.
Las primeras plantaciones comerciales de naranjos para consumo humano en España datan del año 1781 d.C, cuando Vicente Monzó (párroco), Carlos Maseres (notario) y Jacinto Bordí (boticario) pusieron en marcha la primera explotación de esta fruta. Fue en la partida Les Basses del Rey, en Carcaixent (Ribera Alta, Valencia) —es por ello que a esta localidad se la conoce como «la cuna de la naranja», «el bressol de la taronja» en lengua valenciana— .
A partir de entonces y hasta finales del siglo XIX, esta fruta se fué extendiendo por todo el Levante español. El cultivo de las variedades de naranjas dulces se adaptó rápidamente al suelo valenciano y, en las zonas de secano, se hicieron pozos y sistemas de regadío provenientes del río Júcar. —Esto, unido a las condiciones climatológicas perfectas para el naranjo, convirtieron a Valencia en uno de los mayores productores y exportadores de naranjas a nivel mundial—.
El siglo XX, se caracteriza por el continuo crecimiento de este cítrico y la implantación de nuevas variedades, lo que permitió extender el periodo de comercialización a distintas épocas del año.
Pero este siglo, también está marcado por desastres naturales que hicieron mermar la producción existente hasta la fecha. Plagas como la «Tristeza» o las fuertes heladas, produjeron grandes pérdidas y trastornos. Gracias a continuos esfuerzos, en 1975, se estableció el Programa de Mejora Sanitaria de Variedades de Agrios, que introdujo la técnica del microinjerto «in vitro», obteniendo plantas libres de virus, lo que produjo a partir de entonces un crecimiento continuo en esta comunidad.
Hoy en día, gracias a numerosos estudios, se sabe que este cítrico es una importante fuente de vitamina C y de otros nutrientes que sirven de forma excepcional para la medicina preventiva.
Valor nutricional de las naranjas
A continuación, se puede ver en detalle el valor nutricional que aporta la naranja por 100 gr de porción comestible:
▶ Energía (kcal) 45 (incluida la de la fibra)
▶ Proteína (gr) 0,8
▶ Hidratos de carbono (gr) 8,6
▶ Fibra (gr) 2
▶ Calcio (mg) 36
▶ Hierro (mg) 0,3
▶ Yodo (µg) 2
▶ Magnesio (mg) 12
▶ Zinc (mg) 0,18
▶ Sodio (mg) 3
▶ Potasio (mg) 200
▶ Fósforo (mg) 28
▶ Selenio (µg) 1
▶ Tiamina (mg) 0,1
▶ Riboflavina (mg) 0,03
▶ Eq de niacina (mg) 0,3
▶ Vitamina B6 0,06
▶ Vitamina A (µg) 40
▶ Folato (µg) 37
▶ Vitamina C (mg) 50
Propiedades de la naranja
La naranja presenta una porción comestible de aproximadamente 73 gramos por cada 100 gramos de producto fresco.
De su composición nutritiva, destaca su escaso valor energético—aporta unas 45 kcal por 100g de naranja, de los cuales los azúcares representan entre un 8 y 10 % de la fruta—, su elevado contenido en agua y su riqueza en vitamina C—una sola naranja al día aporta cerca del total de la recomendación diaria de vitamina C—, ácido fólico (vitamina B9) y minerales como el potasio y el magnesio. Igualmente, contiene cantidades apreciables de beta-caroteno, responsable de su color típico y conocido por sus propiedades antioxidantes; además de los ácidos málico, oxálico, tartárico y cítrico, este último potencia la acción de la vitamina C.
Asimismo, el albedo —la parte blanca entre la pulpa y la corteza— contiene muchas fibras en forma de celulosa, pectina, lignina y hemicelulosa. Combinadas, este tipo de fibras favorecen el tránsito intestinal, ayudan a incrementar la absorción de los nutrientes, reducir la absorción de colesterol y disminuye el riesgo de enfermedades del corazón, confiriendo a la naranja propiedades digestivas y circulatorias.
- La vitamina C es un potente antioxidante que contribuye a combatir los radicales libres dañinos generados en el organismo. Interviene en la formación de colágeno, huesos, dientes y glóbulos rojos. También favorece la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones.
- La provitamina A o beta caroteno se transforma en vitamina A en nuestro organismo conforme éste lo necesita. Dicha vitamina es esencial para la visión, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
- El ácido fólico interviene en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis del material genético y en la formación de anticuerpos del sistema inmunológico.
- El potasio es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula.
- El magnesio se relaciona con el funcionamiento de intestino, nervios y músculos, forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante.
- Los ácidos málico y ácido cítrico contienen una acción desinfectante y alcalinizan la orina.
¿Sabías que…
la naranja facilita el tránsito intestinal, ayuda a disminuir la absorción de las grasas y el colesterol, favorece el control de los niveles de azúcar en sangre y también destaca por su poder saciante?

Beneficios de la naranja
La peculiar composición nutricional de la naranja y las propiedades que le confieren se relaciona con diferentes beneficios para la salud. Estas son sus principales indicaciones:
- Refuerza la inmunidad: Por sus propiedades y beneficios para la salud, las naranjas deberían figurar en la dieta de todas las personas, pero convienen especialmente a quienes se encuentran bajos de defensas y se muestran más propensos a sufrir catarros, procesos gripales, alergias respiratorias o infecciones por herpes. Son antivirales y antibacterianas, y neutralizan la acción de los radicales libres.
- En caso de anemia: La naranja resulta también aconsejable para personas anémicas y mujeres jóvenes que sufren de menstruaciones abundantes, porque es rica en vitamina C y ácido cítrico, que ayuda a aumentar la absorción del hierro de los alimentos.
- Regula el colesterol: La pectina de las naranjas ayuda a bajar los niveles de colesterol en la sangre. —Recientes estudios científicos, realizados a partir de compuestos aislados de la corteza de la naranja (flavonas polimetoxiladas; PMF) han ofrecido mejores resultados en la reducción del colesterol «malo» (LDL) que algunos de los fármacos prescritos para ello, con la ventaja de que no presentan efectos secundarios—. Además, por su riqueza en magnesio, que fluidifica la sangre y evita la formación de coágulos, protege del riesgo de sufrir trastornos cardiovasculares y derrame cerebral. Tomar naranjas con regularidad es también recomendable para prevenir varices y hemorroides, ya que protegen los vasos sanguíneos y favorece una buena circulación.
- Bienestar digestivo: Otro de los beneficios de las naranjas para la salud es que actúan como un regulador estomacal e intestinal para aliviar los espasmos gástricos y las digestiones lentas y pesadas o dispepsias. Asimismo, resultan carminativas en quienes son propensos a padecer gases, hinchazón abdominal y flatulencias. También convienen en casos de estreñimiento, puesto que son ligeramente laxantes y, al tratarse de una fruta rica en fibra, ayuda a mejorar el funcionamiento del intestino y acelera el tránsito intestinal favoreciendo la evacuación de desechos sólidos.
- Previene enfermedades degenerativas: La vitamina C es un gran antioxidante que previene al organismo de numerosas enfermedades degenerativas como la sordera o las cataratas, entre otras. Además contiene vitamina A, que ayuda a mantener saludable la vista. Asimismo, es rica en betacarotenos que aumentan la protección ocular.
- Huesos fuertes: La naranja no sólo es una fuente de vitaminas, sino también de todo tipo de minerales entre los que se encuentran precisamente los que colaboran a mantener una estructura ósea robusta: calcio, magnesio, fósforo y flúor; muy adecuados para proteger los huesos y la dentadura. También se recomiendan especialmente para fortalecer las articulaciones y reducir la inflamación de la artritis reumatoide y la artrosis.
- Elimina impurezas: Las naranjas favorecen la eliminación de ácido úrico a través de la orina. Previenen la formación de piedras en el riñón e infecciones en las vías urinarias, como la cistitis. Y son muy útiles para personas con problemas de artritis y gota, al estimular las funciones depurativas del hígado y los riñones.
- Ayuda y previene en los casos de diabetes: La naranja es una fruta muy saludable para todos, incluso para las personas que padecen diabetes, ya que contiene fibra y este nutriente hace que el organismo digiera de forma más lenta el azúcar que contiene esta fruta, por lo tanto no pasa tan rápidamente al torrente sanguíneo. A pesar de ello y de todas las ventajas que tiene esta fruta para los diabéticos, es recomendable que estos controlen su ingesta y sigan las recomendaciones de médicos y nutricionistas para seguir dietas sanas, equilibradas y aptas para ellos.
- Anti-Cancerígena: Por su efecto antioxidante, algunos estudios científicos vinculan el consumo regular de naranjas con la posibilidad de reducir el riesgo a padecer determinados tipos de cáncer, como el de estómago y el de colon. Una de las razones es que esta fruta impide que los nitritos aportados por los alimentos se transformen en nitrosaminas cancerígenas.
Efectos adversos de la naranja
La naranja es una fruta muy saludable, y se considera generalmente muy segura para el consumo humano, pero su ingesta puede provocar efectos secundarios en algunos casos.
La naranja, como cítrico, tiene una alta concentración de acidez. Por ello, pese a sus propiedades y beneficios, tomarlas en exceso puede comportar problemas en personas proclives a padecer problemas estomacales: calambres abdominales, diarrea, gastritis, hernias, úlceras o acidez.
También se debe moderar su consumo si se desea mantener una buena salud dental. Ya que, aunque la naranja favorece el fortalecimiento de los huesos y dientes, podría dañar el esmalte dental si se expone con mucha frecuencia la dentadura a la acidez o los azúcares de este fruto.
Las personas que presentan deficiencia de la enzima denominada «DAO» pueden sufrir de migrañas y dolores de cabeza después de consumir naranja o su jugo, esto es debido a que dicho fruto contiene entre sus componentes la histamina, la cual es metabolizada sólo a través de la enzima «DAO». Por lo que quienes presentan un déficit de la misma, son proclives a reacciones fisiopatológicas derivadas de este hecho; entre las más comunes, fuertes dolores de cabeza y migraña.
Las personas con tendencia a formar cálculos renales también deben ser prudentes con el consumo de naranja, puesto que su contenido en oxalatos puede facilitar su creación.

Cómo elegir y conservar las naranjas
Gracias a las distintas variedades de naranjas, se puede disfrutar de esta fruta durante todo el año. Los naranjos florecen a principios de la primavera, con un período de maduración que abarca desde mediados del otoño a casi iniciado el verano, por lo que durante esos meses están en su mejor época.
Las naranjas se comercializan maduras, ya que son frutas no climatéricas y, a diferencia de otras, no maduran una vez recolectadas.
Los cítricos que están en su mejor momento resultan pesados respecto a su tamaño. Se deben desechar los ejemplares que suenen a hueco al golpearlos y presenten golpes o magulladuras. Es recomendable elegir siempre naranjas que tengan la piel tersa, uniforme y brillante. Si están blandas o presentan alguna que otra mancha, mejor no cogerlas, pues eso indica que no son demasiado frescas. En su lugar, escoge aquellas con la piel prieta, que no sea demasiado gruesa, ya que esto podría significar que por dentro están más secas de lo que debieran.
También es recomendable fijarse en el cáliz —la parte que une al fruto con el árbol—. Lo mejor es que esté verde y con hojas, pues eso garantiza que la naranja ha sido recolectada pocos días antes y aún está fresca.
Las naranjas que se comercializan en redes de 2 kilos suelen ser de clase I y II, mientras que las de clase extra se almacenan en cajas de madera y algunas de ellas se presentan envueltas en papel de celofán—normalmente con el nombre o el logotipo de la marca—.
La característica más diferenciada entre las naranjas de zumo y las naranjas de mesa es el tamaño o calibre. Las naranjas más pequeñas son mejores para hacer zumo, ya que es posible aprovechar más cada naranja en el exprimidor —las mitades se adaptan mejor al cono giratorio del exprimidor—. La variedad más apreciada para hacer zumo es la Navel, una de las más típicas de Valencia; que se caracteriza por no tener pepitas y presentar un sabor mucho más dulce. —La variedad Navel, igualmente puede consumirse como naranja de mesa, pues además de ser muy jugosa, también es muy carnosa—.
Si las naranjas se van a consumir en poco tiempo, se pueden dejar en un frutero a temperatura ambiente. Sin embargo, para conservarlas durante semanas conviene mantenerlas en el frigorífico. Las naranjas no se han de apilar unas sobre otras, sino que se han de disponer una al lado de la otra, manteniendo cierta separación entre ellas para evitar su deterioro y descomposición.

Naranjas en la cocina
La naranja es una de las frutas con mayor protagonismo en la gastronomía, ya que se emplea en distintas cocinas internacionales para acompañar múltiples platos, hacer tartas, pasteles, bizcochos, batidos, macedonias, helados, cocktails, ensaladas, rellenos y salsas —un ejemplo, son las salsas agridulces típicas de la cocina oriental, en las que sirve como ingrediente fundamental o acompañamiento excelente para los distintos platos de aves y carnes—.
En algunos países, el comercio de gajos de naranja enlatados es muy popular y la corteza de naranja se utiliza frecuentemente escarchada o confitada en pastelería.
Las naranjas más amargas se emplean para hacer mermeladas, a las que les confiere un sabor riquísimo muy particular.
A nivel industrial, para elaborar el zumo se utilizan técnicas de procesado muy modernas que consiguen un producto que conserva casi todas las sustancias nutritivas de la fruta fresca en proporciones semejantes. Mediante el método de conservación aplicado se obtiene un producto de alta calidad y una larga vida útil.
La naranja combinan muy bien con multitud de ingredientes, pero especialmente con el chocolate, por lo que es frecuente que se emplee como relleno o ingrediente principal en productos de repostería y pastelería; como por ejemplo esta fabulosa receta de magdalenas integrales de naranja con chispas de chocolate que detallo a continuación.
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Magdalenas integrales de naranja con chips de chocolate

Ingredientes (12 unidades):
- 200 G Harina de trigo integral
- 120 G Yogur natural sin edulcorar
- 120 G Huevos ecológicos
- 70 G Zumo de naranja recién exprimido
- 50 G chips de chocolate negro
- 40 G Edulcorante (stevia, eritritol u otro de tu preferencia)
- 30 G Aceite de oliva virgen extra (la variedad arbequina es la más suave y dulce)
- 8 G Impulsor (levadura química Royal® o similar)
- Ralladura de una naranja
- Pizca de sal marina yodada
Utensilios:
- Cuenco grande o recipiente profundo
- Batidor de varillas eléctrico o manual
- Tamizador o colador de malla fina
- Cucharón o manga de pastelero
- Lengua repostera (opcional)
- Rallador fino
- Báscula de cocina
- Molde para magdalenas y cápsulas de papel (opcional)
- Horno, bandeja y rejilla de horno
- Rejilla de enfriado (opcional)
- Plástico film transparente apto para uso alimentario
Elaboración:
Mezclar la harina de trigo integral con el impulsor o levadura química y tamizar.
Lavar bien la piel de la naranja y rallar —pero sólo la parte de color naranja, la parte blanca es amarga y apenas aporta sabor—.
En un cuenco grande echar los huevos y el endulzante. Batir ambos ingredientes a velocidad media con una batidora de varillas (preferiblemente eléctrica), al menos durante 5 minutos, hasta duplicar su volumen y obtener una crema ligeramente espesa. —Si no se dispone de una batidora de varillas eléctrica, igualmente se puede preparar batiendo enérgicamente con un batidor de varillas manual—.
Añadir el aceite poco a poco mientras se bate a velocidad baja.
Incorporar el yogur natural, el zumo de naranja, la ralladura de la piel de naranja y una pizca de sal. Batir de nuevo durante unos segundos más.
Agregar la harina tamizada al resto de ingredientes, y mezclar con una lengua de repostero o un cucharón mediante movimientos envolventes y suaves, lo justo para integrar la masa.
Añadir los chips de chocolate negro (reservar una pequeña cantidad para esparcir sobre las magdalenas justo antes de hornearlas, a modo de decoración) y remover.
Estas magdalenas de naranja también están deliciosas incluyendo a la masa ½ cucharadita de agua de azahar, y si se prefiere un sabor más exótico, además se puede añadir 1 cucharadita de cardamomo molido.
Cubrir el cuenco o recipiente con plástico film de uso alimentario y dejarlo reposar en la nevera durante al menos 2 o 3 horas —incluso sería perfecto de un día para otro—.
Una vez la masa haya reposado y esté bien fría, precalentar el horno a 250°C de temperatura, con calor en la parte superior e inferior y, colocar dentro del horno la rejilla de tal forma que cuando se horneen las magdalenas, éstas queden a media altura.
Disponer sobre la mesa de trabajo una bandeja de horno y sobre ella, colocar los moldes o cápsulas.
Si las cápsulas son de papel flexible o estriado, será conveniente colocarlas sobre un molde con cavidades de las mismas características que el que se muestra en la fotografía de la derecha. Estos moldes se pueden encontrar de diferentes tamaños y medidas. Son fáciles de adquirir en las grandes superficies de alimentación, por internet o en tiendas especializadas. Con ello se evitará que los muffins pierdan la forma durante el horneado, y la masa subirá correctamente para formar unos bonitos copetes, evitando que se abran creciendo a lo ancho.
Si no se ponen cápsulas de papel sobre el molde metálico, es conveniente engrasarlo muy bien para evitar que la masa se pegue a sus paredes.
Sacar la masa de nevera y rellenar con la ayuda de una manga de pastelero o un cucharón los moldes de magdalena, sin llegar hasta el borde —en este caso se ha puesto en cada cápsula entre 50 y 55 gr de masa—.
Esparcir los chips de chocolate reservados anteriormente sobre cada una de las magdalenas, a modo de decoración.
Cuando el horno haya alcanzado la temperatura adecuada, introducir la bandeja en su interior y hornear las magdalenas bajando la temperatura a 200 °C, entre 15 y 20 minutos (el tiempo de horneado dependerá del tamaño de las piezas y las características del horno).
Cuando la superficie de las magdalenas esté ligeramente dorada, comprobar su cocción pinchandolas con un testador o palillo. Si éste sale sin restos de masa, retirarlas, sacarlas del molde, colocarlas sobre una rejilla y dejarlas enfriar por completo.
Las magdalenas se conservan en perfectas condiciones durante varios días dentro de un recipiente hermético, en un lugar fresco, seco y alejado de fuentes directas de calor. —En temporada de verano o dentro de casas muy cálidas es recomendable conservarlas dentro de la nevera para evitar que se estropeen y puedan enmohecer—.
Información nutricional: Magdalenas integrales de naranja con chips de chocolate.

En la imagen de la izquierda se encuentra representada la tabla que refleja los valores nutricionales más destacados de las magdalenas integrales de naranja con chips de chocolate; valores medios por una unidad (porción de 50 gr). Teniendo presente que los valores nutricionales que figuran en el cuadro son aproximados, y podrían variar según la clase o la marca registrada de ingredientes con los que la receta haya sido elaborada.
La ingesta de referencia corresponde a un adulto medio (8400kj/2000kcal). Hay que tener en cuenta que los valores porcentuales diarios pueden subir o bajar según el requerimiento calórico diario de cada persona.
Como se puede observar en la tabla nutrimental, cada magdalena solamente aporta un valor energético de 125 kcal, que son compuestas principalmente por 18,4 gr de carbohidratos, 1,8 gr de grasa y 3,4 gr de proteínas.
La preparación completa de la receta contiene 12 porciones de alimento de aproximadamente 50 gr cada una.

Hola. Muchas gracias por la receta y las extensas explicaciones. Tengo un par de preguntas:
– 120 g de huevos: a cuántas unidades corresponde ese peso?
– Prefería utilizar zúcar moreno en lugar de endulzantes. ¿Sabes a qué cantidad corresponden esos 60 gramos?
Gracias de antemano.
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Buenos días Judith,
Gracias a ti, por leer la receta y por tu comentario.
120 Gr de huevo corresponden a dos huevos de talla M.
Si prefieres utilizar azúcar moreno, ¡genial! ¡quedarán igualmente deliciosas! Yo les pondría entre 100 y 120 gr para lograr el punto de dulzor del edulcorante. Igualmente hay que añadirlo junto a los huevos y batir enérgicamente para que la mezcla espume. Después continúa con la receta como se detalla en el blog.
Espero que disfrutes mucho de la receta.
Un saludo.
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