
Este año, como venimos haciendo en años anteriores, hemos realizado la recolecta manual de almendras. —¡Disfrutamos mucho con ello!— y, aunque parezca increíble, las almendras recién cogidas del árbol están mucho más ricas que cualquiera de las que se pueden comprar en el supermercado
Normalmente desde el mes de agosto hasta septiembre es la época de recogida de las almendras. El momento de recolección puede variar dependiendo de la variedad de la almendra y el clima de cada zona. Son las propias almendras las que indican el momento de la recogida, ya que cuando la almendra está madura la vaina empieza a abrirse. Pueden recogerse de distintas formas:
- Manualmente: utilizando el método «varado», que consiste en golpear al árbol con una vara para hacer caer los frutos; bajo el árbol se extienden unas lonas dónde caen los frutos y se pueden recoger fácilmente.
- Mecánicamente: con un vehículo, normalmente un tractor. Se aplica una vibración al almendro, mediante una pinza mecánica que agarra el tronco del árbol y lo agita. Debajo del almendro se coloca una especie de paraguas invertido, que recoge los frutos que van cayendo. En menos de un minuto el árbol se desprende de todas las almendras. Para proteger el árbol, la pinza está recubierta de goma y la sujeción se realiza en la parte baja del tronco.
El almendro es una especie de árbol propio de climas luminosos y secos que no tolera las heladas. Crece en poco tiempo, y su madera, blanca y ligera, resiste mucho al agua. Su tronco agrietado puede llegar a crecer hasta alcanzar los 10 metros de altura sobre suelos secos y arenosos.
El almendro posee unas hojas anchas con largos pecíolos y flores que colgantes en los laterales. Su floración tiene lugar entre los meses de enero y febrero, dando lugar a unas vistosas flores en tonos blancos y rosados que anuncian la llegada de la primavera.
¿Sabías que…
cada almendra existe gracias a que una abeja poliniza una flor de almendro?
La mayoría de los almendros no se polinizan solos, por lo que los huertos se cultivan con múltiples variedades de almendros; que necesitan de otra variedad polinizadora para que el cuaje de las flores se realice. En esta labor, también es imprescindible el vuelo de las abejas melíferas (productoras de miel) para transportar el polen y el néctar de un árbol a otro. —A medida que los árboles florecen, las abejas buscan polen y néctar en la flor y, al trasladarse de árbol en árbol realizan la trascendental tarea de la polinización—. Después, las flores recién fecundadas desarrollan los frutos que aumentan su tamaño durante los meses siguientes hasta la maduración.

El almendro tiene sus orígenes en la cuna de la civilización, hace más de cinco milenios, cuando los habitantes de la antigua Persia y Mesopotamia comenzaron a cultivar variedades dulces.
Se cree que fueron los fenicios, un pueblo que tenía una especial veneración por este fruto seco, quienes la introdujeron en España a través de las rutas marítimas del Mediterráneo.
Formó parte del recetario de la España musulmana, y en la Edad Media se convirtió en un ingrediente de lujo en los banquetes. Pero no fué hasta el siglo XIX que los almendros se popularizaron en la península ibérica y se comenzaron a cultivar masivamente, compartiendo paisaje con los olivos.
Existen diversas variedades de almendras que se dividen en dos grandes grupos: «cáscara blanda» y «cáscara dura». Las más conocidas son las de cáscara blanda, que cuentan con un sabor más dulce. Las de cáscara dura por su parte, son más amargas. Entre las variedades de almendras más cultivadas y conocidas en España se encuentran las siguientes:
- Marcona: es la variedad más famosa. Se trata de una almendra redonda y gorda, dulce y con poco porcentaje de amargor. Es una de las más utilizadas, la más cara, y la más demandada por la industria repostera y turronera. Asimismo, al tener en su composición menos aceite, se suele destinar a la producción de almendras fritas.
- Largueta: es una de las variedades calificada por ser de una calidad excelente debido a su alto contenido de aceite, que le aporta jugosidad y un intenso sabor. Es menos dulce que la Marcona y de cáscara más dura. La pepita es puntiaguda y lisa. De buena calidad comercial y tamaño medio. Además, su piel se desprende con más facilidad que la de otras variedades, por ello es aconsejable para tostar. También protagoniza las especialidades garrapiñadas.
- Mollar: posee una cáscara blanda fácil de quebrar y que tiene un cierto porcentaje de almendras dobles. Su sabor es suave y su textura cremosa. Es otra opción saludable y versátil en la cocina.
- Guara: es una variedad autofértil y autocompatible. Su cultivo supone actualmente el 50% de las plantaciones en secano, ya que es muy resistente a las sequías. El fruto es dulce de forma es ovalada y su color es marrón claro por fuera y bastante blanco por dentro. Estas características la hacen ideal tanto para su consumo directo como para elaboraciones de harinas, pastas o aceites.
- Almendra amarga (Prunus dulcis var. amara), son semillas que no pueden ser consumidas por su contenido en amigdalina, una sustancia potencialmente tóxica. La almendra amarga se utiliza para la extracción de aceite para varios usos, entre ellos: calmar dolores, hidratar la piel o aliviar las erupciones cutáneas.
Las almendras son una fuente excelente de grasas monoinsaturadas, vitaminas y minerales.
Descubre algunas de las propiedades y beneficios más destacados de este delicioso fruto seco.

Información nutricional: almendras repeladas
En la imagen de la izquierda se encuentra representada la tabla que refleja los valores nutricionales más destacados de las almendras repeladas; valores medios por 100 gr/25 gr. Teniendo presente que los valores nutricionales que figuran en el cuadro son aproximados, y pueden variar según la variedad de almendra, lugar de origen y forma de cultivo.
La ingesta de referencia corresponde a un adulto medio (8400kj/2000kcal). Hay que tener en cuenta que los valores porcentuales diarios pueden subir o bajar según el requerimiento calórico diario de cada persona.
Como se puede observar en la tabla nutrimental, cada 100 gr*/25 gr* de almendra repelada aporta un valor energético de 610 kcal/152,5 kcal, que son compuestas principalmente por 5,36 gr/ 1,34 gr de carbohidratos; de los cuales 3,31 gr/0,83 gr son azúcares (naturalmente presentes), 54,10 gr/13,5 gr de grasa; de los que solo 4,10 gr/1,02 gr corresponden a grasas saturadas, 18,7 gr/4,68 gr de proteínas y 13,5 gr/3,37 gr de fibra.
Además, en la tabla nutricional vienen especificados los micronutrientes más destacados que se obtienen con la ingesta de este alimento, el cual aporta gran variedad de vitaminas y minerales.
—¡Un capricho sano y nutritivo que aporta grandes beneficios a la salud!—.
Propiedades de las almendras
Las almendras son uno de los frutos secos más nutritivos del planeta, tienen un sabor delicado y dulzón, y contienen infinidad de propiedades y beneficios para el organismo. —¡Vamos a descubrirlos!—.
A continuación se citan algunas de las propiedades más destacadas de las almendras.
- Ricas en proteínas: con sus casi 20 gramos de proteínas por cada 100 gramos, las almendras son una buena fuente de aminoácidos esenciales. Como macronutriente, la proteína es imprescindible para que el cuerpo realice numerosas funciones fisiológicas: desempeña un papel importante en la construcción y reparación de tejidos, la producción de enzimas y hormonas, y el apoyo a la salud general.
- Energía de buena calidad: su aportación en hidratos de carbono no es muy significativa, pero resulta interesante cuando se tiene en cuenta que la mayor parte de ésos glúcidos son de absorción lenta. Por esta razón la almendra posee un índice glucémico bajo y es bien tolerada por los diabéticos. Además, contienen grasas saludables, que aportan «combustible», es decir, energía que el cuerpo necesita para utilizar durante el día y desarrollar con eficiencia las tareas cotidianas, incluyendo especialmente las que involucran la actividad intelectual.
- Grasas saludables: la característica más destacable de este alimento es su riqueza en grasas de buena calidad. El 54% de peso de la almendra seca se debe a su contenido en ácidos grasos, cuyo tipo responde al patrón más saludable: el 65% son monoinsaturadas —como las del aceite de oliva—, el 26% poliinsaturadas y solo una pequeña parte (menos del 10%) son grasas saturadas.
- Abundantes en calcio y otros minerales: una ración de 25 gramos de almendras cubre aproximadamente el 6,3% de las necesidades diarias de calcio. Asimismo, esos 25 gramos de almendras proporcionan al organismo alrededor del 19% del magnesio necesario al día y el 3,5% del fósforo. La misma cantidad también cubre el 9% de las necesidades diarias de manganeso, el 3,5% de cinc y en torno al 6% de las necesidades de hierro.
- Vitamina E antioxidante: esta vitamina liposoluble es muy importante para el organismo. Es antioxidante, lo que quiere decir que protege el tejido corporal del daño en células y tejidos, algo clave para mantener buena salud y aspecto durante el envejecimiento. Además, fortalece al sistema inmunitario influyendo en el buen estado de la sangre. 25 gramos de almendras cubren en torno al 43% de las necesidades diarias. Otras vitaminas presentes en las almendras son las del grupo B, especialmente de riboflavina o vitamina B2. Esta es esencial para la integridad de la piel y las mucosas, y de forma especial para la córnea: resulta imprescindible para gozar de una buena visión.
- Ricas en fibra: las almendras son el fruto seco que más fibra aporta, 13,5 gr por cada 100 gr. Contienen fibra soluble e insoluble: la fibra insoluble favorece el adecuado tránsito intestinal y la fibra soluble puede ayudar a reducir el colesterol LDL (malo) y a controlar los niveles de azúcar en la sangre.

Beneficios de las almendras
La almendra es un alimento de gran riqueza proteica y alto contenido en grasas saludables, así como una valiosa fuente de nutrientes imprescindibles para una dieta sana y equilibrada. Su consumo es especialmente adecuado en los siguientes casos:
- El embarazo: son muy recomendables para las mujeres embarazadas, ya que son muy ricas en proteínas y minerales —como calcio y magnesio— que son beneficiosos durante la gestación y la época de lactancia, pues estimulan la leche materna (galactógena).
- Buenas para huesos y dientes: por su alto contenido en calcio, fósforo y magnesio, las almendras ayudan a tener unos dientes y huesos fuertes. También cuidan los músculos, combaten la ansiedad, la irritabilidad y favorecen un buen descanso, evitando el insomnio. Además, por su alto contenido en calcio las almendras previenen la fragilidad ósea y la osteoporosis.
- Vigorizante para los jóvenes y deportistas: Las almendras son uno de los frutos secos más indicados para incluir en la dieta de personas que practican deporte regularmente, ya que cuando hay que enfrentarse a un nuevo reto deportivo se necesita que los músculos y el corazón estén preparados. Las almendras aportan una cantidad elevada de magnesio, y éste es uno de los minerales esenciales a la hora de asegurar su buen funcionamiento. Además, contienen potasio, un mineral que también colabora en la contracción muscular y en mantener el buen ritmo cardíaco. También es un alimento reconstituyente y tonificante, esencialmente para los niños y adolescentes. Su riqueza en ácidos grasos insaturados y en fósforo la hacen beneficiosas para potenciar el rendimiento intelectual y alimentar el cerebro; contribuyendo a prevenir las pérdidas de memoria y los súbitos cambios de humor.
- Ayudan a controlar el peso: su alto contenido en fibra ejerce un efecto saciante y facilita el tránsito intestinal. Además, hay que tener en cuenta que entre el 10 y el 15% de las calorías que contienen las almendras no son absorbidas por el organismo.
- Cardiosaludable: las grasas no saturadas de las almendras constituyen un verdadero bálsamo para el corazón, especialmente sus ácidos grasos monoinsaturados, que son los más abundantes en su composición. Esta saludable proporción de grasas, semejante a la del aceite de oliva, tiene la virtud de disminuir el colesterol LDL «malo» y favorecer el aumento del colesterol HDL «bueno», que ayuda a prevenir los accidentes cardiovasculares. Por otra parte, la presencia de flavonoides como la quercetina, las catequinas y los rutósidos contribuyen al buen estado del sistema circulatorio.
En un estudio que fué desarrollado por científicos y que trataba sobre las almendras, se realizó un ensayo en el que se hizo consumir a un grupo de voluntarios una gran cantidad de almendras al día (aprox. 45 gr), al cabo de tres meses se pudo constatar que la mayor parte había tenido una importante reducción de los niveles de proteína C reactiva en sangre, un marcador de la inflamación que cuando es elevado se relaciona con un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiacas.
- Saciante y regulador del azúcar en sangre: añadir unas almendras picadas a los platos principales es una gran idea si se desea regular el azúcar en sangre. Gracias a su contenido en grasas saludables, proteína y fibra, ayudan a metabolizar los alimentos más lentamente evitando altos niveles de glucosa en sangre después de las comidas. Por si fuera poco, al consumir almendras la saciedad es mucho más duradera.
- Metabolismo activo: las almendras contienen entorno a un 20% de la cantidad diaria recomendada de niacina y tiamina. La niacina es una vitamina liposoluble necesaria para la correcta digestión y absorción de los nutrientes, mientras la tiamina es una vitamina que se encarga de metabolizar los carbohidratos. A su vez, las almendras contienen hasta un 60% de la cantidad diaria recomendada de riboflavina, la tercera vitamina en juego para metabolizar nutrientes, en su caso, las proteínas. Comer sin la acción de estas vitaminas no supondría nada para nuestro organismo porque no podríamos procesar correctamente los nutrientes. Tomar almendras diariamente contribuye a mantener un metabolismo activo y un organismo bien nutrido.
- Refuerzo inmunitario: las almendras también refuerzan el sistema inmunitario gracias a antioxidantes como la vitamina E, la quercetina, el manganeso y el cinc.
- Favorece la digestión y disminuye la inflamación: el intestino también se beneficia de las propiedades de las almendras, ya que su contenido en fibra favorece la digestión y disminuye la inflamación. De hecho, parece que contienen propiedades prebióticas, con lo que contribuyen a la conservación de la flora intestinal.

Cuántas almendras consumir al día para beneficiarse de sus grandes propiedades y beneficios nutricionales
Lo ideal es ingerir almendras a diario. La cantidad de almendras que hay que comer al día depende mucho de las necesidades calóricas de cada persona. Es decir, no será la misma cantidad para una persona que necesita perder peso, que para otra que simplemente requiere llevar una alimentación saludable y acorde a sus necesidades.
En el caso de que se esté perdiendo peso, se debe ajustar la cantidad de almendras a la dieta y el déficit calórico.
Para una persona de peso normal y sin patologías que lo contraindiquen, se puede hacer un pequeño cálculo: Un kilogramo de peso equivale a entre uno y dos gramos de grasas. Entonces, si una persona pesa alrededor de 70 kilos, ésta deberá consumir en torno a 70 gramos de grasas. Lo ideal es distribuirlas a lo largo de todo el día y que éstas grasas provengan de distintos tipos de alimentos.
—Al respecto, los nutricionistas especializados advierten acerca de que mucha gente le huye al consumo de frutos secos «por temor a engordar», pero lo cierto es que son alimentos muy nutritivos y completos a nivel nutricional y por ello, ideales para consumir con frecuencia—.
Para orientarse, también se podría tener en cuenta el famoso truco de la mano. Es decir, aquella cantidad de almendras que cabe en el puño de una mano, que estaría cerca de las 20 almendras aproximadamente (dependerá del tamaño de la persona, y también se tendrá en consideración el gasto energético de la misma).
En este momento, se recuerda que la ingesta recomendada de frutos secos diaria para una persona sana que se encuentre en un peso ideal para su estatura y edad, se encuentra entre los 15 y 30 gramos aproximadamente.

La importancia de los frutos secos en la dieta mediterránea: la más sana y equilibrada
Las almendras son una fuente rica en nutrientes y grasas saludables, y desempeñan un papel fundamental en la dieta mediterránea.
De entre todas los tipos de dietas que existen, y aunque los frutos secos, como las almendras, puedan estar presentes en muchas de ellas, la mejor y la que más recomiendan los expertos en salud, es llevar una dieta mediterránea. Es una dieta sana, equilibrada y completa que se puede sostener a largo plazo, y mantener sano el cuerpo al mismo tiempo. Está basada en el consumo de alimentos frescos y naturales, como aceite de oliva, frutas, vegetales, legumbres, frutos secos, vinagre, cereales, pescados, leche y queso; y evitar aquellos industrializados y ultra procesados, como salchichas, comida congelada y prefabricada.
Lo ideal es complementar esta dieta con un estilo de vida saludable, con todo lo que conlleva: no fumar, no beber alcohol, realizar deporte o alguna actividad física que requiera esfuerzo, y descansar suficiente.
Cómo conservar las almendras
Los frutos secos, como las almendras, son alimentos muy duraderos y fáciles de mantener, pero para conservar todo su sabor y la irresistible textura crujiente que los caracteriza, hay que tener algunos consejos en cuenta.
- El envase: es fundamental guardar las almendras en un envase adecuado. Lo ideal es que sean conservadas en un recipiente hermético, ya sea un bote de cristal o una bolsa de plástico con cierre hermético. Hay que asegurarse de que el envase cierra bien, para que no entre aire ni humedad, lo que podría provocar la oxidación de los frutos secos.
- La temperatura: El calor es uno de los mayores enemigos de los frutos secos, que no deberían exponerse a temperaturas que superen los 20°C (de hecho, la temperatura más adecuada para conservar las almendras es entre 0°C y 10°C). En verano, se pueden guardar en la nevera, siempre dentro de un recipiente herméticamente cerrado, tal como se a indicado en el punto anterior. El resto del año, si la temperatura del habitáculo no es demasiado alta, pueden ser almacenados en la despensa. Otra forma de mantener a las almendras en perfecto estado es congelarlas. De este modo, aguantan muchísimo tiempo sin perder propiedades y sin enranciarse. Solo hay que sacarlas del congelador un cuarto de hora antes de consumirlas —¡pruébalo!—.
- La luz: Lo ideal es mantener las almendras alejadas de la luz del sol y cualquier otra fuente de iluminación, para que no se reblandezcan ni se oxiden. Así pues, se recomienda guardarlas en un armario, alacena o despensa oscura. La nevera, como ya se a mencionado, también es un buen lugar, sobre todo si es verano o si se va a tardar mucho tiempo en consumirlas.
En resumen, para conservar correctamente las almendras y otros frutos secos en casa, se deben guardar en un lugar fresco y seco, almacenadas en un recipiente herméticamente cerrado (como puede ser un bote de cristal) y alejados de la luz solar u otras fuentes de iluminación.

Caducidad de los frutos secos
Para comenzar, hay que aclarar que los frutos secos no caducan, así lo confirma la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que recuerda que los frutos secos no caducan y que las fechas de consumo preferente que se encuentran en los envases son meramente orientativas, para indicar el momento a partir del cual pueden ir perdiendo sus propiedades organolépticas.
Para retrasar su descomposición, sería conveniente seguir los tres consejos que se han citado en el punto anterior. De ese modo, aunque haya expirado la fecha de consumo preferente de los frutos secos, seguirán en perfecto estado durante mucho más tiempo.
Esta lección también es aplicable a las almendras y el resto de las variedades de frutos secos que se recogen del árbol, sin haber sido previamente envasadas en fábricas industriales.
Expertos en la materia aseguran que los frutos secos pueden durar entre 9 y 12 meses. Siempre que, al menos, sean mantenidos en las condiciones mínimas de conservación.
Un estudio de almacenamiento de las almendras, realizado por investigadores del Ejército de los EE.UU. de Natick, demostró que diversas formas de almendras (crudas, tostadas, blanqueadas, fileteadas) pueden tener una vida útil de hasta tres años en envases óptimos (bolsas de aluminio trilaminado al vacío).

Las almendras en la cocina
Las almendras poseen un sabor entre dulce y ligeramente amargo, además de una textura crujiente, lo que convierte a este fruto seco en un ingrediente ideal para añadir profundidad, contraste y atractivo visual a cualquier plato.
Las almendras prestan su sabor y textura a recetas tanto dulces como saladas.
En cuanto a su combinación gastronómica, las almendras redondean el nivel nutricional de ensaladas, van perfectas acompañando a un yogur natural, son imprescindibles en repostería healthy, y también en platos salados como guisos y pasta. Su versatilidad no se limita a su sabor, sino a la textura cremosa que puede espesar cualquier receta.
Las almendras se pueden presentar crudas, fritas o tostadas. Enteras con piel, blanqueadas, en rodajas y picadas, molidas como el harina, crema, aceite, bebidas y más; las almendras son transformables, gratificantes y están repletas de poderosos nutrientes, que sirven para dietas saludables y diversas en todo el mundo.
Una forma fácil y saludable de incluir almendras en la dieta diaria es tomarlas como snack, añadirlas en ensaladas, salsas (ejemplo salsa de almendras), aliños y majados (picadas), boles de desayuno, helados, e infinitas recetas de repostería, platos de pasta, etc. Las almendras brindan un sin fin de opciones en la cocina.
—¡Experimenta y crea tus propias combinaciones! Y si la pereza se apodera de ti… ¡Cómelas tal cual! De cualquier manera, son irresistiblemente deliciosas—.

Cómo se preparan las almendras
Las almendras son uno de los frutos secos más consumidos. Se pueden adquirir ya preparadas para su consumo en cualquier superficie de alimentación o por la web en plataformas comerciales de internet. Pero también existe la posibilidad de recogerlos directamente del árbol con envoltura (mesocarpio), cáscara (endocarpio) y piel (tegumentos), —una actividad muy recomendable para llevar a cabo en soledad, en pareja y en familia, o con amigos, ¡será una divertida actividad para realizar al aire libre! y ¡una experiencia inolvidable!—. Es por ello, que en el próximo apartado se explican los pasos a seguir para aprender cómo pelar y preparar almendras, desde su recolecta hasta la obtención de la semilla. También se describirán todos los detalles para tostar las almendras y que éstas queden extra crujientes y deliciosas.
Pasos a seguir:
En primer lugar, «pelar almendras» se refiere a distintos procesos antes de poder consumir las almendras. Ya que el fruto del almendro cuenta con distintas «capas» no comestibles que previamente será necesario retirar.
Así, cuando las almendras estén todavía creciendo en el árbol y todavía no estén lo suficientemente maduras, se encontrarán recubiertas por una aterciopelada envoltura de color verde. Este pellejo es blando y se puede retirar con la ayuda de un cuchillo, aunque cabe destacar que en ese punto del proceso de crecimiento de las almendras todavía no han madurado lo suficiente, y no es el más recomendable para su consumo.
A medida que el fruto va madurando, la envoltura exterior de la almendra que antes era completamente verde se irá secando, la vaina comenzará a abrirse y cambiará su color por el marrón grisáceo. Si lo que se desea es pelar las almendras en ese momento, la envoltura se puede quitar fácilmente con la mano. En caso de que el fruto no sea recogido, esta envoltura se secará por completo, e incluso llegará a caer y dejará a la vista la cáscara dura de la almendra.
Una vez que se han retirado las envolturas exteriores o en caso de que se tengan los frutos secos sin estas envolturas, será necesario partir las almendras para poder extraer el fruto, ya sea:
- Romper las almendras con un martillo, maza o algún otro objeto similar, con cuidado de no golpearse los dedos ni estropear la superficie sobre la que se trabaja.
- Usar una máquina de partir almendras, para facilitar la tarea en caso de que sea mucha la cantidad de frutos a romper.
El siguiente paso que debe llevarse a cabo para pelar estos frutos será retirar la película de color marrón que recubre las almendras, aunque hay quien las come así —ésta piel parece estar compuesta principalmente por fibra dietética insoluble, además contiene aunque en menor proporción proteína, lípidos y una variedad de micronutrientes como vitaminas y minerales. También incluye una cantidad significativa de compuestos fenólicos, que son antioxidantes naturales. No obstante, algunos expertos aseguran que las pieles de las almendras ni se pueden digerir, ni aportan nada nutricionalmente hablando; tampoco a la microbiota intestinal. Afirman que, incluso podrían reducir la absorción de ciertos minerales. Respecto a esta cuestión no existe unanimidad, por lo que Cosmopolitan Cuisine no se va a posicionar, dando por finalizado este pequeño debate—.
Para quitar la piel a las almendras, existe un truco infalible que ayudará a realizar esta tarea. Entre otros, destaca el hecho de escaldar las almendras, es decir, darles un hervor para que las cáscaras se desprendan. Así, sin esfuerzo alguno, las pieles se despegarán de los frutos, simplemente frotandolas con las llemas de los dedos. Después solo habrá que dejarlas secar sin amontonar, extendidas sobre un papel absorbente o paño de cocina, hasta que sequen por completo —uno o dos días debería ser suficiente—.
Almendras tostadas
Las almendras son deliciosas tal cual, sin ningún tipo de procesamiento. Pero si te encantan las almendras tostadas o necesitas tostar estos frutos secos para algún postre o receta, en este apartado encontrarás todos los pasos a seguir. Podrás tostar las almendras tú mismo en casa, con la única ayuda del horno u otras fuentes de calor —¡Es facilísimo!—
Las almendras tostadas poseen un sabor más intenso y profundo y una textura más crujiente, ya que pierden humedad. Justamente gracias a esta pérdida de humedad, las almendras tostadas se conservan durante más tiempo sin perder sabor y textura.
¿Y, son más saludables las almendras tostadas o crudas? Desde el punto de vista nutricional, tanto las almendras crudas como las tostadas son una buena fuente de grasas saludables, proteínas y fibras. Durante el tostado, las altas temperaturas degradan algunos de los nutrientes, pero esta pérdida no es significativa.
El primer paso para tostar almendras será partir y/o pelar estos frutos secos como se ha especificado en el apartado anterior; según si todavía tienen la cáscara exterior o si ya solo debe retirarse la piel marrón que las recubre. En este momento puedes optar por hacer las almendras tostadas con la última piel o retirarla por completo.
Aunque la mejor manera de tostar almendras sea el horno —en mi opinión es como se obtienen los mejores resultados—, también se pueden tostar de otras formas: en sartén, al microondas o en freidora de aire.
Tostar almendras en el horno:
- Precalentar el horno a 200°C, con calor en la parte superior e inferior.
- Disponer las almendras sobre una bandeja de horno, bien distribuidas, de manera que no queden amontonadas.
- Meter la bandeja dentro del horno, procurando que ésta quede a media altura, y asar las almendras durante 5 minutos. Retirar, mezclar las almendras y volver a hornear durante otros 5 minutos más. Repetir la operación una o dos veces más, hasta que queden ligeramente doradas. —Las almendras tienen que dorarse sin quemarse, por lo que se sugiere que se controlen continuamente—.
- Después, sacarlas del horno y dejarlas enfriar por completo antes de consumir o envasar.
Si se desea hacer almendras tostadas con sal para servir como aperitivo, solo se tiene que añadir la sal cuando las almendras estén todavía calientes, recién salidas del horno. De este modo la sal quedará mejor adherida a las almendras. Esta práctica sirve para los demás métodos de tostado.
Tostar almendras en sartén:
Para hacer almendras tostadas en la sartén se recomienda una buena sartén antiadherente y con un fondo grueso que difunda bien el calor.
- Calentar bien la sartén manteniendo el fuego bajo para que las almendras no se quemen.
- Poner las almendras en una capa, sin superponerlas, y remover a menudo para que se doren de manera uniforme.
- Dejar enfriar y, ¡listo!
Tostar almendras en microondas:
- Poner las almendras en un recipiente apto para el microondas.
- Meterlas dentro del microondas durante 30 segundos a máxima potencia (800 watt)
- Quitar, remover y volver a poner en el microondas 20 segundos, siempre a máxima potencia.
- Repetir las veces que haga falta hasta que estén doradas, poniéndolas cada vez menos segundos en el microondas.
- Dejar enfriar y, ¡disfrutar!
Tostar almendras en freidora de aire:
- Poner las almendras en la cubeta de la freidora de aire.
- Programar la temperatura entre 180°C y 200°C.
- Cocinar el tiempo necesario hasta que estén doradas, moviéndolas varias veces para que se cocinen de forma uniforme.
- Una vez frías ya se pueden comer o guardar en recipientes herméticos.


Hola. Interesante artículo. Un saludo.
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Muchas gracias Irmina. Me alegra mucho saber que te ha gustado. Saludos.
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